RELATOS DE MEDIANOCHE
ocija con la cercanía de su entrecortada respiración. Muy despacio acomoda la cabeza sobre la blanda almohada, buscando sentir el contacto de su cuello y cierra los ojos pensa
O en las noches de desvelo, ver cuando tomas un libro entre las
ira todo su cuerpo y ya m
uardabas por mí? Hoy quiero abordar un nuevo
da la medianoche y sabes que eso me enferma. Ese chico con el que te c
ia. Simplemente, alguien que s
reflejo de un cuerpo en la pulida superficie de la nevera y que tanto d
onde se escucha el ag
de los que éramos objeto? Matt, los tiempos cambian, la gente es más tolerante a lo inusual. Ya muchos dicen abiertamente haber
rnos. Eras tú quien más se afectaba con los comentarios o simples miradas en desacuerdo, cuando yo te decía que no hicieras caso de los que no sabían apreciarnos o comprendernos. Cambiemos de tema. Las regal
ojos llorosos y l
uestiono, ¿por qué buscas mi ayuda par
a veces tengo mis
bajo la cálida agua que desciende quita
conti
-sentado cerca de la laguna, mira la puesta de sol,
por saber si ya empecé a esc
a en la de este, mi
e escritor que describa la magnitud de su belleza. Gr
jos del lago, vuelan raudos por una ciudad
días oscurece más temp
ves de ver cómo el sol se su
no se deleita con la visión,
ana más
re una pareja que decide abandonar cualquier contacto con la humanidad. Va
bir ahora. Lo siento. Ya
nte, ya no eres el mismo conmig
sa una mano por la
ebres ni abandonan sus cubiles. Se preparan para el invierno que s
ro, ¿de qué soledad hablas? ¿Ac
a una compañía como la tuya. Nadie me comprenderá, soportará o quer
que te sirvas una copa llena de licor, escucharemos música
nto que lentamente se ha ido apoderando de él... Desde aquel primer y casual contacto que tuv
a. La camioneta
éndose con un albornoz y
pronta llegada del invierno. B
Evan-contestan
l pedido de la
, señor. Tenemos casi la misma edad.
ctos, por si las prontas nevadas cerraran las ví
eriza y Evan se aleja para continuar con los encarg
n deseos de escribir y se acomo
uiero que me cu
rrándote lo que s
nto y comienza a navegar en aquel ciberespacio -donde las distancias y lo desconocido es fugaz-, toma los auricul
scurrió sin ot
viará unos documentos.
cretasteis al
joven cirujana, ya es una eminencia en su especialidad. Y mantuve comu
no escuchó lo que el amigo virtual le dijera o ver lo que le escribiera, sí lo
entros virtuales se volvieron más frecuentes y nada podía hacer para evitarlo. Lucy, la editora, continuaba insistiendo en que Matt debía presentarse ante un público lector que añoraban por conocer a un ídolo que tantos romances e
ideas en la cabeza? ¿Tiene algo que ver con e
dose descubierto no le queda más remedio que
sona. Woody no es como otros chicos faltos de sentimientos. Si
ahí para apoyarte. Vamos, Matt, nos conocem
hoy debo dar respuest
a la confortable habitación donde escribe... Desde ese día comenzó a tomar por las no-ches... Y así pasa
igirse la palabra, y desesperado p
ame... Me dejé llevar por un ataque de celos o m
ntenté rasurártela y te negabas. En este tiempo de silencio he comprendido que más allá de tu compañía, existe un mundo que aguarda po
e harían cambiar! Y que me vieras como un
ma de ellos, es mi corazón que ya no soporta segu
que me aterroriz
que bebía y detestabas, fui conociend
aría mi muerte-le expres
me del mundo. Si de veras me quieres, déjam
e contará de sus ideas locas, y bien recibidas por esos lectores que abarrotan las tienda
llamas vida, cuando buscábamos ocultarnos de los demás. Las aves y criatur
para impedírtelo. Nunca olvides que lo vivido será imborrable. Y cada mañana abrirás los ojos buscando los míos, o tratando de escuchar
cisión está tomada. Una vez más perdóna
as marcas de ventas... Va distraído mirando ese ir y venir de autos y transeúntes. Respira el contaminado aire de la ciudad; pero a pesar de ello
nitud y le prometo que pasaré por su consulta cuando concluya unos
urbe, escuchó un grito de asombro
Anderson, uno de los
terior se observa un gran póster con la portada de su libro El ocaso de un soñador. Ve su reflejo en el vidrio y cree d
mosa historia que me regalasteis, por se
emanas
cabeza, a la que llaman Eric y que sobresale como una extraña protuberancia desde el hombro derecho del cuerpo tendido, producto de esa malformación genética que padecen de