RELATOS DE MEDIANOCHE
aunque "cuidarse" adquiere significado obsoleto, hay reglamentos y pautas establecidas, incluso entre la más baja calaña; aún no pierde la manía de ir escudriñando el semb
tes que solo están allí esperando el momento oportuno para exigir
uyos. Siempre supo o le enseñaron que eso era de débiles y cobardes. Enseñanza que le llevó a perder ese primer amor que una vez sintió por la delgada y simpática Amy. Ahora ya es muy tarde para reprochárselo, ya que desde la enseñanza media en que lo enviaron para el reformatorio por su pri
ran y expresaran tales sentimientos hacia él y su reducida familia; pero en lo más profundo de su ser les agradece la solidaridad. A pesar de lo sucedido siente una calm
l siempre buscaba un escape emocional, maldiciendo y atribuyendo toda culpa a un padre que apenas conoció, porque había abandonado el hogar cuando él apenas tenía diez míseros años, cuantas veces la vio llorar en silencio y acurrucada en un ri
as lágrimas se agota-ron, pues ya no llora ni suspira como antaño. Muchas calam
na sur de la barriada. Pero ya nada de eso le atañe, solo quiere estar a solas con ella y despojarse de esa prepotencia equivocada que siempre guio sus pas
ilan dando un último adiós, aguarda pacientemente y cuando toda demos
rque a pesar de no haber abandonado la casa, si me aparté de ti como lo hizo papa, nunca estuve ahí para secar tu llanto y besar tus mejillas y cuando te escuchaba sollozar salía a las calles buscando despejar mis pensamientos con alcohol, drogas, mujeres o cometiendo fechorías. Cuantas veces vi a mis hermanos llorar tus tormentos y yo los catalogaba de endebles
e sus reproches, de esa mirada lastimera que deja entrever muchos recuerdos silenciados a los que nunca prestó atención, como es deber de un hermano mayor cuando la añorada figu
cercármele o buscar un contacto para prestarle ayuda, no podía dejar saber a los que me rodeaban y seguían como a un líder, que aquel despojo fétido y repugnante, una vez me llamó hijo y yo le llamaba "papá", cada vez que veía ese rostro atormentado por seres imaginarios, solo pensaba en que tarde o temprano, todos debemos saldar nuestras deudas con Dios, y solo esperaba que al desamparo en que nos s
as pasadas, pero no intenta disuadirlo de tales pensamientos, sabe que aquella mirada hostil fue
pre la apoyó y ahora demuestra compasión por el pequeño, lo aleja c
rzas y decirte cuanto te quería. Pero ese animal salvaje que llevamos dentro no me lo permitía y por qué estúpidamente creía que siempre estarías ahí para mí y aplazaba esos sentimientos para otra ocasión. Ahora veo cuán equivocado estaba de la vida y
de desaprobación y apatía en unos, temor en otros-. Pero el oficial no se detiene, aún a sabiendas de que su presencia es repudiad
ermanos que se le encara como él solía hacer co
oriarse, también él se crio y se forjó en la barriada, pero tomando u
escargues una ira errónea sobre mí, a
ndo hermano se para, u
hermano mayor?... nunca atendiste sus ruegos. Si ahora vienes a imponer tu autoridad, ahí lo
ladrón y asesino ya fue capturado
na voz que se eleva d
preciado abiertamente, da
lo dicho por sus hermanos, a los que no quisiera verles transitar sus mismos pasos -más solo añora
ciones de matar a ese vecino que ahora absorbe la tristeza de mi hermanito. Sí, quise arrancarle la vida, pues descubrí que su ayuda no era desinteresada, fue en una de esas madrugadas que regresaba a
regresar el tiempo, te prometo que todo sería diferente... Papá no hubiera muerto sobre su propia sangre mezclada con orina. Yo ahora visitera esa bata blanca que siempre ansiaste verme usar, porque todavía recuerdo que cuando pequeño querías que me hiciera doctor. Aho
tearse hacia la entrada, desde su posición, él no percibe lo que acontec
ofesarle palabras alentadoras, enmudecido ve una luz blanca descender y desde el rostro de la anciana aún de pie frente a él, dos lágrimas caer sobre el cristal del ataúd donde se encuentra ese cuerpo