Casada con el monstruo
entada en el suelo, con mi espalda apoyada en el larguero de l
A un lado yace el vestido que arranqué con rabia y lágrimas después de la discusión con Benjamin esta mañana. No he probado
as oscurece todas. ¿Qué hice mal? ¿Por qué me trata así?
deline ni nadie que reconozca, lla
l rostro confuso al encontrarme con una mujer de mediana edad frente a mí. Lleva gafas
leve reverencia-. Seré su nueva sirvient
mi otra sirvienta? -expre
ulsada del castillo -responde, y parpadeo confun
ha hecho bien su trabajo -r
gura. Ahora, nadie me inspira confianza, y cualquier cosa relacionada con Benjamin me resulta incómoda. Específicamente, quiero saber por qué despidieron a Adel
para dejarla entrar. Quizás viene a cumplir las funciones que solía desempeñar Adeline, y eso no me agrada del todo. Benjami
de repente. Me giro hacia ella con una expresión firme en el rostro. Después de escuchar a e
con calma-. Puedes retira
afectada si no c
ío -replico con acrit
estoy segura de que hasta esa mujer ha notado lo demacrada que me veo y el brillo apagado de mis ojos enrojecid
l respecto -explica, con una expresión que no logro descifrar-, pero este vestido magenta pertenecía a algui
hacia ella bruscamente-. ¿Qué
stá claro. El señor no permitiría que nadie aparte de "esa persona" usa
invadiendo mi boca-. Adeline me sugirió que me lo
e en su antebrazo. Antes de que pudiera salir de la habitación,
y ella se detiene-. ¿Podrías decírmelo? Es impo
encima del hombro-. Traeré su cena dentro de p
r y por eso me trate así, o que esté conmigo porque le recuerde a ella. ¿Será por eso que las sirvientas dijeron eso? Mi mente está atormentada por muchas cosas
rle directamente porque ha dejad
*
te estaba obsesionada con Benjamin. No puedo evitar pensar que nuestra relación ya no será la misma, que no podremos compartir momentos juntos como antes. Me consume la incertidumbre y la inseguridad, tanto sobre él como sobre mí misma. ¿Y
olvieron a brotar, inevitablemente. Me sentía desolada y patética. Aún no puedo creer que Benjamin haya jug
viviendo sola y defendiéndome por mí misma. Pero con Benjamin, es diferente. Siento que no soy yo misma, que hay una barrera
, a veces parece sombría y demasiado grande para mí. Mis ojos se pierden en la oscuridad, y un escalofrío recorre mi espalda, erizando
ma del tabaco, un olor ahumado y dulce al mismo tiempo. Es el olor de Benjamin. Conozco su fragancia perfectamente. A veces olía a mad
a puerta. El pasillo está vacío y oscuro, iluminado solo por la luz
gne mi espacio. Y es imposible que haya estado aquí, dado que acabo de verificar que todas mis ventanas están cerradas y