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Donde duermen las mariposas

Capítulo 7 Llevatelo todo

Palabras:2011    |    Actualizado en: 22/10/2024

atel

a esperaba en la puerta. Su alegría era más que evidente, y a Francis le dolió un poco el corazón; uno de esos días, ella también

con ella. Emocionada por su cita, Adele se puso un bonito vestido con flores, se arregló el cabello y se maquilló un poco. No solo la salida con Jim la tenía

más la alegraba; al fin, todo se estaba acomodando bien. Jim la llevó de la mano a un lugar no muy lejos, donde la m

cía, y habían estado sin verse el fin de semana. Jim se puso un poco nervioso, pero aceptó. Dentro, solos, y luego de haberse prodigado caricias y

na nota y salió. Tenía que regresar a su casa. Cuando llegó, su esposa y su pequeño

arde -le susurró

mitad de la noche? Desayunó algo ligero y salió para su primera clase de ese día, un día q

u madre, si no, se preocuparía. Ella le sonrió. Pasaron juntos el resto de la tarde, compartiendo clases has

onoció el coche de Lucas estacionado en la puerta del edificio. Se quedó par

untó Jim al ver la e

y se apoyó sobre ella. Levantó la ma

uié

spondió ella, y sonab

-le gri

de Jim y caminó r

uí? ¿Cómo supi

Ni siquier

cas

no me quedó o

, por

cercado un poco al notar la agitaci

e con

co a ti -lo miró por encima de sus ga

drino se entera de que v

n problemas hoy, per

e inclinó un poco, acer

ndo con este tipo y, como te podrás imagin

emp

arla? -La voz de Jim se

soy quien la mol

uitó las gafas para mirarlo a los ojos

era que seas; Adel

Adele? ¿Acaso piensas que porque has estad

y no vuelvas! ¡Se lo term

mbién que te has estado revo

Qu

olvidaste comentá

ado. Adele lo miró

preguntó Lucas, fin

ando la mano, ayudó a bajar a una muchacha con la cara e

la esposa de Jim. Y el p

él lo negara. Pero no lo hizo; en cambio

sien

uelta en la jovencita, casi una niña, que cargaba a otro niño, y ella le devolvió una mirada sumisa, sufrida. El niño balbuceaba y se aferraba al cuello d

apurada hasta la puerta del edificio; las manos le temblaban, no podía hacer coincidir la ll

e ayud

e! -le g

a hecho pedazos algo

terca! -le de

por fin, la

o. Forcejearon, y él logró entrar. Jim miraba a su joven esposa llorar y no sabía

do abrir. Lucas dio zancadas largas para alcanzarla. Ella no quería verlo, hablarle, y mucho menos que

é al padrino! -

¡Debes enfadarte con ese sinv

con él también

olver a recibirlo cuando termi

taste mi familia! ¡Me quitaste

¡Te quie

nos. Ella lloraba con una congoja enorme; la tristeza que un tiempo atrás se había disipado cayó de

llor

unos cuantos más, hasta que pudo abrazarla. Ella intentó quitárselo de encima, pero él se aferró con más ímpetu. Finalmente, cansada de luchar, escondió

e dijo por fi

sien

odo atrás, que al fin estarías feliz con Sara, pero solo fingiste... ¿

rta... Adele

cha hasta aquí solo para humillarme. No te importó su dolor,

ue te mostré quién era en realid

tu beneficio... Esto no cambiará en lo

a frustración lo estaba

dejaré d

ré todo por ti. ¿Acaso ese Jim lo haría? ¡Claro que no!

de oír palabras que

o.

e, L

ele

e venga la policía! Sabes que lo haré,

Adele le lanzó un cesto de fr

Ey

sillón, una manta. Estaba dispuesta a l

en! ¡Para

árg

La respiración agitada, el rostro desencajado, el enojo d

rá nunca... Tarde o tempran

lado, él podía oírla llorar, y apoyó su mano unos segundos antes de bajar. El escándalo había llamado

os cálidos y unas caricias? ¡Qué tonta! ¡Una niña! No estaba enamorada de él, pero sí lo quería mucho. Le gustaba mucho. Había sido dulce, tierno, paciente, y

tra vez. Francis se lo había dicho: "Desconfía". Y, al parecer, debió haberlo escuchado. Se puso de pie y comenzó a recoger todo lo que había

o echaría de su vida y eso le daría una oportunidad para acercarse. Una especie de satisfacción también lo acompañaba: no volvería a interesarse en nadie por miedo a

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