UN AMOR EN EL EDÉN
xpugnable por estos territorios. Su principal y único acceso es su imponente puerto sobre el río Buranun, que constituye la principal entrada y salida a la población. El territorio sumerio es una zona rica y apta para la incipiente ganadería, y la aún rudimen
ara revisar las diversas trampas colocadas el día anterior; puesto que la caza es su principal medio de subsistencia. Esta vez han tenido suerte, atraparon tres grandes liebres,
ero defensor del puerto. Hace pocos años que había quedado viudo; para ese entonces, una rara enfermedad acabó con la vida de su esposa.
castaño claro, largo y rizado; un hermoso rostro que le da una belleza de niña dulce en un cuerpo ya espléndido para su edad. "Atributos" que todo hombre no pasa desapercib
es? -pregunta con su acostumbrad
arado, también tengo listos los
mbio. No vaya a ser que te encuentres nuevamen
que sea él quien me proponga el intercambio, y si no es buena su prop
ese nombre, fru
que ya es hora de poner fin a esas continuas salidas con ese muchacho. De lo co
idad, el anciano, como todos en el pueblo, siente cierta admiración y aprecio por el joven. Pero, ahora que percibe que este está metiéndose poco a p
guna vez intentara algo raro conmigo, sabes cómo le saldría el atrevimiento -diver
a, esperando encontrarse con su amigo Alfenón. Este es un joven alto y muy apuesto, que roba las miradas de las jóvenes del puerto. Con
mismo. Esta difícil vida que soportó desde tan corta edad, le atribuyó inicialmente cierta fama de bribón y estafador. Pero, al ir creciendo y madurando, esas malas facultades las fue cambiando por actitudes más nobl
enes de su edad; sobre todo en astucia y combate. Desde muy joven se había enrolado al ejército, d
hoy -le dice el joven q
también me ha encomendado que me cuide de ti, dice que eres una mala influencia
e que de los dos el más inocente soy yo? ¿Qué ocurre? Antes no decía nada y ahora... ¿a qué se debe su desconfianza? Su niñ
ene mucha razón sobre ti - responde sonri
simplemente fingen una simpatía desinteresada; quizás por temor a la reacción opuesta del amigo de tantos años. Lo cierto es que forman la mejor pareja del pueblo donde han vivido siempre. Muchos, al verlos sie
do. Conozco a la persona que nos pagará lo justo.
a complacida. Al llegar al mercado se internan entre el gentío lleno de mercaderes. El joven, cargando las liebres, la toma de la mano. Ella, gustosa y sin ninguna intención de oponerse, se deja guiar. Se dirigen hasta un puesto de hortalizas y cereales que conoce muy bien.
nte-. Este es un pago más que suficiente por ellas; aun
El apuesto Alfenón, al ver propuesta del mercader, coge
-le pregunta seguro y altivo, expresando una débil
mente al joven y accede c
que los demás clientes se enteren de lo dadivoso que soy y
n una de las personas de mayor confianza y amado por el Rey. Incluso en las esferas afines al reino, algunos lo proyectan como candidato a ser en un futuro un gran general o, quién sabe, quizás... ¡Soberano
ecer, tengo mucho que contarte; ¡vamos, anímate! Prometo llevarte
rano, antes de que anochezca. Sabes
para justificar su tardanza. Al llegar a la solitaria, her
o Buranun, encontraron un lugar custodiado por gigantes? Me aterra el solo
do, en parte para engrandecer nuestras hazañas. Mucha de la fama que nos han dado
unta nuevamente con inquietud, deseosa de conocer y
r la playa. Estos, en su huida, llegaron a un lugar muy raro para nosotros: el sitio estaba muy bien custodiado; tenía una especie de zanja o fosa muy profunda que rodeaba toda el área y era muy grande. Más allá, existen una
nterés en seguir escuchando
ar; todos con un tipo de armadura que no habíamos visto jamás. Tanto las mujeres como los hombres eran guerreros muy bien armados. Estos raros soldados, con una fuerza sorprendente, golpearon sus esp
brecogida por el sorprendente relato de Alfenón,
me ordenó que dejara pasar de regreso a los acadios sin enfrentarlos. Caso contrario, aniquilarían a ambos bandos. Por
ón de parte de la joven, ya que esta se encuentra
ugar no es para nosotros y que no volviésemos nunca más por allí. Nos permitió marcharnos; pero antes nos dio una fuerte advertencia. Nos dijo que la próxima incursión que hiciéramos por esa zona; ser
e solo es fantasía o exageraciones nada más -
jeres guerreras también, aunque un poco menos de estatura. Además, demostraron una sobrehumana fuerza disuasiva hacia ellos. Todos poseían una espléndida vestimenta. Sus armas: espadas, hachas y lanzas, parecían hechas dellos. Quizás ambos presienten que el paso siguiente es inevitable y, pronto, uno de los dos lo dará y el otro lo aceptará con gusto y sin dudarlo. En ta
o por mi tardanza. Vamos, acompáñame; aunque solamente hasta cerca de mi cas
e a tu padre que no soy tan mala persona como cree -responde el jov