UN AMOR EN EL EDÉN
ue a
custodian el jardín. Hermenón ha decidido dejar a poco menos de un millar de soldados para custodiar Akkad, el resto marchará con él. Aun así, es un ejército muy numeroso de casi tres mil
mo -grita Hermenón a un grupo de esclavos, los cuales s
efantes amaestrados traídos de África. Para evitar cualquier atraso, grupos de fuertes esclavos mulatos, encadenados, empujan las plataformas; manteniendo el avance constante,
ambiente de intranquilidad y nerviosismo. La extraordinaria intuición de los legionarios les advierte que algo terrible se les avecina. La lugarteniente Tisea, inquieta, camina entre los pasadizos de las torres mirando hacia el oscuro
de todo es que aún no han regresado Gera con nuestros soldados. Debemos estar atentos. Sabes que
odien fuertemente las torres y haré que se coloquen los arqueros en sus posiciones
co menos de dos horas para el alba, desde las torres defensivas ¡divisan a lo lejos luces y antorchas que se van encendiendo y multiplicando! Los guardias dan la voz de alerta. Zeum sube
dentro de él tenga dudas si podrá resistir este asedio que se les avecina. Los legionarios defensores, con alarmante expectativa observan los millares de antorchas que se aproximan p
otro de legionarios celestes, supuestamente comandados por Cromos y Nehtur. El tercer grupo se ha quedado a montar las
rado, esperamos tu orden! -af
raré que soy superior al Supremo y puedo tomar todo lo que quiera de su creación. El que se interponga en mi camino será elim
imbéciles que osan oponerse a no
a estrellarse contra las altas murallas. Casi al mismo instante, los grupos de arqueros empiezan a disparar sus flechas incendiarias hacia las torres de protección, mientras el grueso de ambos ejércitos invasores se introduce a
e ahora, desde las torres y los pasillos entre estas, sale disparada una lluvia de flechas incendiarias hacia las fosas, cayendo sobre la brea ocasionando grandes incendios y ma
an parte de los muros en varios lugares. Hasta esos momentos la batalla se desarrolla a distancia entre ambos frentes. Sin embargo, aun así resulta ser terrible y atroz, ocasionando gra
ar algunas torres defensivas, por lo cual, la oposición y defensa ahora es menor. Por consiguiente, un inmenso número de enemigos consigue pasar la zanja defensiva y avanzar hasta las mismas murallas del jardín, trat
la que están convoca a Hermys, el ágil y veloz emisario que había traído el mensaje de Gera; este es un especialista en el sigilo. Justo lo que necesita en estos momentos,
sus fuerzas. ¡Es urgente un grupo que los ataque por la retaguardia! Dios te proteja, porque estarás solo en esta misión
liados. Traten de aguantar hasta nuestro regreso -prome
á dispuesto a fallar por ningún motivo. Si bien no es uno de los líderes, no obstante, a sus increíbles habilidades de sigilo y camuflaje, habría que añadirle la de una incondicional lealtad por sus amigos; una capaz de d
re la gran confusión que afuera reina. Sus preocupados compañeros lo siguen con la mirada hasta perderlo entre las huestes enemigas, rogando al Supremo que lo logre. Hermys disfrazado como está, coge a
ser descubierto. Por lo tanto y sobre la marcha, deberá idear un plan para evitar este hecho. Hermys es muy astuto, pero sabe que Hydes, es Hydes... y a él difícilmente podrá engañarlo. Por lo que es consciente de que si ll
esfalleciente, casi abatido! ¡Ha logrado su propósito!... Increíblemente, el ser de luz había avanzado a lo que dieron sus fuerzas, sorteando innumerables obstáculos y peligros, logrando llegar al puerto de Ur donde se encuentran sus compañeros y sus aliados sumerios. ¡S