UN AMOR EN EL EDÉN
y la
kkad son escoltados de inmediato ante el rey Hermenón. Cromos y sus legionarios avanzan caminando entre la multitud que les abre el paso
experimentan atracción hacia las doncellas; se sienten confundidos, ante esta sensación tan nueva de magnetismo hacia ellas. En sus filas tienen compañeras muy super
la furia de su capitán. Al llegar al palacio son presentados ante el rey, el cual se muestra sorprendido ante la inesperada visita. Sin embargo, los re
plicarme ¿qué sucedió con mi comandante?
do de honor hasta nuestro regreso con una respuesta tuya a la propuesta que te daremos;
serva detenidamente por uno
dos! Espero que traigan buen
raros guerreros tienen para proponerle. Cromos,
itos. De esa manera, conseguiremos derrotar a nuestro enemigo en común, como son los guardianes del Edén. A nosotros solo nos interesa eliminarlos. A ustedes el jardín; lugar que nunca lograrán adueñarse.
an otro ejército ansioso de ese lugar tan codiciado por todos. ¿Qué nos asegura qu
y desconocidos guerreros. Cromos sonríe. El astuto ser celeste domina muy b
ntarte a esos legionarios? Si me lo permites..., deseo hacerte una propuesta, para que comprendas y entie
quiere saber qué más tiene para proponer este foraste
o es capaz de vencer a uno de los nuestros. Así comprenderás el gran poder que tus enemigos tienen, ya que poseen poderes similares a
que rehúye ante un reto,
y en mi reino? -le incre
r un momento. Luego, una sonris
l que luche representando a tu ejército! -co
uesta, moviendo la cabeza afirmativamente con una débil y burlona sonrisa. El rey acadio percibe el gesto de suficiencia q
revido a lanzar un desafío! ¡Ha retado a comb
ontra él...?! ¿Nadie...? ¡O
existe el silencio en la
harlatán!!! -exclama con gran voz, dan
adiador que el rey esperab
es en mis filas! -manifiesta complacido
or; es más, ni siquiera le da importancia. En su rostro simplemente manifiesta confianza; una arrogancia que peca en la insolencia. Aprovechando que s
uerreras como esclavas. Si gano yo, tú me entregarás una doncella de tu harem, la cual me dejarás escoger.
ómo será el premio que obtendrá, pues, solo de observar a estos raros y esbeltos soldados a los cuales no ha encontrado defecto al
tu propuesta. Pero me agrada el desafío y acepto e
os y pobladores acadios, los cuales se encuentran apostados alrededor formando un círculo; ansiosos por presenciar el combate. En realidad quieren saber o les intriga conocer, qué tiene para
e gigante se ve pequeño. Por fin llega el esperado momento. Casi todo el pueblo se ha hecho presente para presenciar el esperado duelo. Los contendientes ya se encuentran en la arena de combate. El gigante acadio s
gritan todos, totalmente con
ción de suficiencia que le caracteriza. Con la mano derecha agarra su reluciente espada. Luego, uno de sus legionarios le lanza un escudo plateado y dorado, el cual es tomado en el aire por Crom
tal. Pero es esquivado con movimientos felinos una y otra vez. El público en ensordecedor apoyo para su gladiador, lo anima a un siguiente ataque, el cual nuevamente es esquivado con movimientos de increíble agilidad. Cromos, con dos ataques de su rival, lo ha estudiado... por lo cua
as arremetidas, se lanza nuevamente con todo; estrellando con brutal fuerza su espada contra el escudo del ser de luz, la cual se parte en dos. De inmediato uno de los guardias le alcanza otra espada con la que nuevamente arremete. Su rival, como en los anteriores ataques, lo e
e cuán grande que es. Con movimientos torpes se incorpora y trata de atacar con la espada que le queda. Lanza unos que otros golpes fallidos, que son repelidos
estros verdaderos enemigos. ¡Ríndete y vive, o muere ah
r vivo de una lucha contra Ursus! ¡Ahora este luchador no solo lo ha vencido, sino que además le perdonó la vida! El rey, al igual que todos lo
nos llevará a la victoria contra nuestros enemigos! -exclama el rey, sorprendid
Ursus para curar sus heridas. Por la noche, durante el banquete que se les ofrece a sus nuevos aliados, el r
or qué solo una? Puedes ser mi segundo al mando y tomar las que quisieras. Con
a servir a ningún humano. Tiene propósitos mucho más importantes, aunque... claro, eso no lo pi
ué tipo de poderes poseemos. Y que también poseen los enemigos contra los que juntos lucharemos. Pero no debes preocuparte, ya que nosotros los superamos ampliamente e
ero nunca he escuchado de guerreros tan poderosos como tú y tus soldados. Cuéntame de tu gente. Tu pueblo debe ser grandi
festejemos nuestra alianza. ¡Ah! ..., hablando de pactos; te hago recuerdo que tienes una deuda conmigo.
cuentra más interesado
ro que te sorprenderé. Ya di órdenes y las están alistando para desfi
menón se encuentra fascinado con su nuevo amigo, por ello decide no hacerlo esperar más. Llama a sus treinta esclavas más bellas a desfilar, para que su nuevo aliado escoj
ertenecen a su harem personal. Al desfilar una por una frente a Cromos; este, las observa detenidamente muy impresionado y encantado. Deseoso de poseer a alguna de ellas. A decir verdad, a "cualquiera"; pues todas son muy hermosas
puntando con el dedo a
ero también atraída hacia este hermoso, raro e intimidante guerrero. Algo indescifrable para una humana, mucho más para ella; que en su corta edad solo ha
la elegida -le ord
al mulata es sentada al lado de Cromos. El capitán celeste la levanta fácilmente como si fuese de papel y la sienta en su regazo. La observa de pies a cabeza y la abraza mientras toma su licor. Luego llena otra
debes obedecerle todo lo que te ordene -le responde el rey con un tono en el
se siente tan mal al lado de este imponente extranjero. Es más, le gusta, de manera que bebe el licor ofrecido una y otra vez. Al cabo de algunas copas ya se encuentra un poco
aunque en cierto modo es así. Al ir transcurriendo el banquete con los participantes cada vez más ebrios, la fiesta fue transformándose en orgia. Varia
sus piernas. Los más avezados, incluso se atreven a poseerlas delante de todos los presentes; avivando la lujuria y las carcajadas
mi alcoba. ¿Me dejarás hacer contigo todo lo que deseo? -le ha
ella le responde con una pregunta,
o lo que siempre has soñado. No debes temerme, pues no hay motivos para ello; solo de
mucho y deseo ser tuya. Pero espero que me protejas y sepas cumplir todo lo q
aseguro que no deseo volver
nta que ella también está dispuesta y lista para él. Hermenón se encuentra más allá con tres esclavas que lo complacen en todo. Ya se encuentra muy ebrio, pero los ha
engas calma; aún quiero compartir unas copas contigo. Luego podrás marcharte y hacer
serva la copa de
de mi amigo también! -vocifera mirando
tando un poco su ansiedad y acepta la invitación. Los tres beben varias copas riendo a carcajadas, ante cualquier anécdota o simple ocurrencia sin importancia
n ella lo que desees. ¿O pensaste que era tu compañía lo que yo
ber qué responderle. Ante esto, e
mor. ¡Ya..., llévatela! Creo que no has notado que está que se suelta por ti -expresa con u
entrada de la misma para evitar alguna molestia a su apreciado nuevo aliado y a su obsequio. Ya solos en la habitación, al tenerla tan dócil para él, siente ganas y ansias de poseer
quiera al que se va a entregar. Sin embargo, por encima de su temor, se encuentran sus instintos de hembra. Por lo que le
nte. Pero qué más da, ahora sí ya ha traspasado la línea de rebelión. Por último, esta desobediencia es quizás la más hermosa, dulce y difícil de acatar, ahora que ha estado en
dentro de sí por un instante. No obstante, fue creado para tener sus propios deseos y decisiones. El paso prohibido ya estaba dado y él... ¡ha elegido el bando contrario! Por lo cual no existe vuelta atrás, mucho menos
do hacia las mortales. Es por ello que al encontrarse con los humanos, muchos de estos legionarios se sintieron irremediablemente atraídos, con deseos de tener sexo con ella
o se realizan con prisa. Cromos comprende la contención. Entiende que la experta en "estos asuntos" es ella. Por lo tanto, sabe que para pasar mejor "la velada", debe hacer lo que ella determine. Una vez que hubo frenado los í
lo empuja a la cama para montarse sobre él, "entregándose toda"; dándose así "otra de las grandes desobediencias a las leyes divinas dictadas por el creador". Al día
i obsequio. Espero que sepas retribuirme de
ampamento para presentarnos tú y yo con nuestro líder Hydes, quien nos debe
venir a mi tierra a gobernarme. Es probable que tenga aliados, pero a que yo me someta
en algo que para él son tonterías. Por
ordinar a tu pueblo; puedes quedar tranquilo mi amigo. Ah..., un favor te pediré que no le comentes nada de lo acontecido,
or importancia al asunto; mientras hacen los preparativos para partir. Esa misma mañana y sin previo aviso arriban a Akkad: Hydes, acompañado solamente de un legionario, más Grauso y el acadio herido en la mano, al
deprisa! -ordena con im
por el soldado acadio, caminando ante la vista de civiles y soldados acadios. Hydes avanza con una altivez intimidante, ni siquiera se molesta en mirar a sus
Hydes. En tal caso ¡ere
Nervioso e inquieto por la inesperada llegada de su líder, se le a
ue te hayas adelantado. Se ha cumplido tal como ordenaste. Este noble pueblo se ha aliado a nuestra causa, juntos cumpliremos nuestro mutuo pr
mos -responde Hydes, insinuando que sabe más
erior; sobre todo la victoria sobre Ursus la cual ha causado gran conmoción, por lo que es comentada por algunos de los asistentes. Hydes, al enterarse de la lucha y victoria de su lugarteniente
an lo que tienen a mano. Te hablo de la abundancia, del adecuado metal que los rodea y ustedes ni se imaginan. Por ello he decidido enseñarles algunas artes de guerra y la fabricación de nuevas armas. Ahora que son nuestros aliados se los debemos dar a conocer. Te aseguro que de esa manera seme la verdad. ¿Cuál es tu verdadera intención al ofrecernos tanta ayuda y conocimientos? Pero por favor no me subestimes diciéndome que tu ayuda es desinteresada. Si
nte capitán, contra tu más poderoso soldado -ratifica Hydes sin mirar, aunque apuntando
estos momentos no percibe nada del arrogante gladiador del día anterior. Todo lo contrario, observa a Cromos como si se tratase de un niño asustado que espera su castigo. «¿Qué tan poderoso es este guerrero que es capaz de prov
d y todo lo demás. A decir verdad, tu mejor soldado no tenía la más mínima chance ante este timo por la constante indirecta insinuación de su líder. Hydes, por su parte, n
o vine teniendo como objetivo defender a tu pueblo. Eso se dará como resultado del mutuo beneficio de nuestra alianza. Mi intención es tener un aliado que me sea útil y me ayude a eliminar a mis enemigos.
también convencido con los argumentos dados por el l
ranqueza lo que pretendes. Aceptamos tu ayuda, espero que nos sean de mu
añana llegarán algunos de mis legionarios p