La Hermandad Del Arcangel
etar un trabajo antes de aceptar el siguiente. Siempre había vampiros a lo
obre, esta vez sellado-. La cita es a las ocho en punto de mañana. Por favor, asegúres
probado significaba que
nde será el
nha
a sabía muy bien quién estaba en la cima. No obstante, el miedo desapareció tan rápido como había llegado. Era improbable que el señor Humberto, po
lgún pr
beza de inmediato al oí
r su reloj-. Será mejor que me vaya. Por f
der por qué Convertían a tantísimos imbéciles. Quizá, pensó, estuvieran bien al principio y solo se convirti
plicaba lo de su última captura:
a casa, a su bonito apartamento situado en el Lower Manhattan. Dado que se pasaban la mayoría del tiempo persiguie
e las cremas y los perfumes que coleccionaba. Raimon pensaba que esas manías femeninas suyas eran de lo más graciosas y no dejaba de tomarle el pelo, pero la
snudó, se frotó con rapidez para librarse del hedor a vampiro cagado de miedo
a depositó con cuidado sobre un posavasos... y cedió a las imper
ágina resultaba lo bastante aterrador para hacerle desear empaquetar todas sus cosas
página con la mirada una vez más.
euniera conmigo para desayunar,
TO
ángel a través del gigantesco ventanal que había hecho que aquel apartamento fuera ridículamente caro... y atractivo. Uno
ban increíblemente elegantes. Iban y venían a lo largo de toda la jornada, pero a veces los veía sentados en aquellos altísimos balcon
caba una sonrisa. Era la única vez que los veía comportarse de una forma que podría considerarse normal. P
s y cristal. Aunque no iba a reunirse con uno de aquellos ángeles jóvenes y
ton
hacia delante con e