Un Simple Pulso Sanguíneo
o entre la chatarra. Ambos observaron cómo los cazadores pasaban de largo, sus pasos pe
prender-. Sos demasiado fuerte. Podrías der
no era por ellos, sino por algo mucho más profundo
rgura-. Mientras no seamos Sanguíneos, to
guntas sin respuestas, de dudas y de secretos no confesados. Diego pareció querer decir algo, pero no pu
voz sobre el ruido, señalándolo
ntó frente a Diego, bloqueand
ndo? -lo desafió, con una c
u arco en la mano, r
tedes -respondió con frialdad,
Lo había perdido. Estaba sola contra ellos y contra una parte de sí misma que no quería liber
ma, con Diego o con los cazadores-. ¡Diego, tenemos que pelear
, no parecía encontrar g
a nadie. Siempre fuiste invencible con
anzando con una sonrisa cruel-. Las peleas deben ser
con el cuchillo desenfund
eglas de la Mandataria. Si no la atac
o, arrancó el arco de las manos de Diego
la cuerda con sus últimas fuerzas, apuntando dir
rada, impactando en la frente de Krakatoa. Pero el gigante apenas se inmutó. Con una sonrisa siniestra, se arrancó la f