ENTRE EL AMOR Y LA VENGANZA DE LA EXESPOSA
NO PUEDE SE
ck Mac
to pidió a todos que tomaran asiento para anunciar a los empresarios del año. Mientras él hablaba por el micrófono, yo no podía concentrarme en nada más que en Charlotte, observando cómo t
mi Charlotte?» Pens
Feldman -anunció el anfitrión, señalando a Charlotte y a Dora. Vi cómo se abrazaban
prestar atención cuando
habría alcanzado este éxito sin la gestión de nuestra bri
esposa, pero, sin duda, era ella. Mi tensión cayó por completo, y un sudor frío comenzó a recorrerme. No podía creer que Charlo
ndas de mi silla, y casi vomito por la sorpresa. No era el ún
o la mujer que ocupo un lugar en nuestra casa, y hasta llegó a ser su empleada del servicio, estaba siendo nombrada la
Diane, con una satisfac
ió en la hija de los Feldman? ¿Sabes cuánto dinero
un capricho, y nunca imaginé que regresaría, y menos convertida en una figura
nos! -
ra irnos. ¿No te das cuenta lo que está pasando frente a nosotr
ndido-. Solo veo a una mujer ostentosa. No me sien
oportunidad perfecta para hablarle y volver con ella. Podría ser nuestra única
perspectiva de mi madre. Negué con la
ca va a pasar. ¿Acaso te olv
n una nota de esperanza en su voz-. Debemos acerc
te una inyección de capital. Nadie quería arriesgarse a ayudarnos por miedo a perderlo todo. Y ahí, frente a nosotros, p
Charlotte. Ella había pasado de ser una simple campesina a una multimil
y su madre se estaban preparando para irse. Ellas solo buscaban hacer acto de presencia en ese mom
o? -dijo mi madre con una sonrisa forzada. Charlotte y su madre in
e con un tono que dejaba claro su desdén, y pude ver c
in -dijo mi madre, y en ese instante, deseé que el suel
cordara. Sin embargo, cuando me acerqué a ellas, su semblante cambió de inmediat
mé, tratando de man
mi presencia pareciera una invasión. Charlotte parecía nerviosa y estaba
sus labios -Los Maclovin , bueno ya no soy su nuera señora, con
o mi mamá, un poco nerviosa. Le echó una mirada a Dora, como si le estuvie
yo te acompaño -respondió Dora, ante
otte tomó del brazo a su madre, dejándonos a los Maclovin con la palabra en la boca. Mi madre se llevó la mano al pecho, completamente
do por qué accedí a la idea estúpida de habla
algo por ti. Apenas te vio, sus ojos brillaron y sus mejillas se ruborizaron. Aún se muere por ti,
as ideas de mi madre parecían
as, pero esto era algo completamente diferente. El despido masivo de empleados, las deudas acumuladas con los proveedores y la falta de contratos estaban llevan
lgo de bondad en su corazón y, por respeto a nuestro pasado, podría ayudarnos. Pero
¿Qué podría querer la compañía de Charlotte de nosotros? me pregunté. Lo pensé mucho antes de abrir el sobre, pero al final lo hice. La
a a hacerme esto? Nunca entregaría el poder de mi compañía, y aun después del divorcio, Charlotte seguía atormentando mi vida. Con furi
rible! -Mi madre gritó
me por favor -le dije, tratando de
la calle como si fuéramos animales. Los nuevos dueños llegar
me dijiste nada de esto, mam
ra, Federick. Nos moriremos de hambre si no hacemos algo pron
ido en días. Dudoso, me volví hacia la caneca de la basura, donde había arrojado la
eguntó mi madre e
-mentí, tratando de m
xtendiendo la mano. Yo ap
n más firmeza, mientras
, y su angustia se transformó en en
maldita campesina?
o que no voy a aceptar esto -respondí, intentan
ñía, que nos ha mantenido durante tanto tiempo. Pero
undido, frunc
o? ¿A qué te r
ele dinero prestado, sedúcela, haz que vuelva a ti. Consigue lo que necesit
a mi escritorio y me
amá. Jamás volver
tamos prácticamente en la calle. Si pudiera hacerlo, te juro q
A pesar de todo, mi madre tenía razón en una cosa: Charlotte era nuestra última esperanza. Así que, al
ndo Charlotte fue mi esposa, siempre me había pedido un ramo de flores, algo que nunca me molesté en hacer. Ella se fue con la ilusió
ca imaginé que unos simples agricultores pudieran tener un lugar tan refinado. Desde el momento en que entré, cad
n latía con fuerza. La idea de rogarle a mi exesposa por un préstamo o hablarle de nuestra desesper
rme de su oficina, así como yo la había echado de mi vida. Sin embargo, era consciente de la pr