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El Demonio de la Lujuria

El Demonio de la Lujuria

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Capítulo 1 1

Palabras:1518    |    Actualizado en: 05/12/2024

o sabor amargo en mi paladar. Normalmente no bebo más que té, pero hoy estoy de visita y ser

estra conversación. A pesar de los años, Hanna seguía teniendo el mismo aspecto que en la niñez. Todavía poseía esa sonris

ce dos años-dije,y ell

ano. Comenzamos a salir y después de un año y medio nos

en-me alegro

enías una forma de ser tan extrovertida, alegre y alocada que pensaba que nunca encajar

casarse. Supongo que los años y las responsabilidades me hancambiado mucho -me encogí de

ué ha sido de tus padres? Tengo mucha añoranza

n bien, rebosantes de fe

de la mujer en la que t

re han comprendido mi personalidad, in

os? Como ser madre, por ejemplo

ón. Sus vistas son espléndidas y hacen que pierda la noción de nuestra c

sido el de conversación entreWilliam y yo-. La verdad es que tene

er p

o. -As

es hora de que regrese a casa -me puse de pie y el

aga lavisita -me di

é espe

ndo camino a casa. No me habíadado cuenta en compañía de mi amiga

e independencia que daba dolores de cabez

casa; porque no podía decir que es mía. Dejé que un suspiro abandonara mis labios antes de abrir la puerta y cerrarla con

dirigí hacia nu

erlo de piemientras se qui

cercó y me depositó un

dejes la ropa esparcida por la casa -me

cierto, ¿dónde e

amiga de la niñez. No nos veí

scarriadas -dijo ponie

e mis amigas -resoplé

as tuvieron un historial no muy bueno. Por ejemplo, la qu

ick

-Dejó ahí la frase y cerré mis manos en puños. Su actitud me molesta, aún m

l siglo XXI, las mujeres no tenemos que casarnos p

le faltes el respeto -e

sposa del mundo. -Acarició mi rostro, pero me quedé esperado su

Fingí una

a. Dejé la mesa preparada antes de ir a darme una ducha rápida. Pero, cuando volv

e has esperado

a espe

ónita ante

que cenam

- dijo-. Quería cenar rápido para po

desgana-. Ve a trabajar,

que no tenía nada que ver con el hambre. Era una sensación de inconformidad y tristeza que últimamente me acompañaba casi a

é sentado en el escritorio, tiene la vista fija en un montó

blé a sus espaldas mientr

un poco -dij

haciendo que fijara en mí su atención-. Hace much

qué se refe

ué y? Me tienes desatendida,

ontigo? ¿Acaso visitar a tus amigas te está volviendo como ellas? Últimam

to. Nadie necesita influenciarme

niegas aaceptar un solo centavo de toda tu fortuna familiar porque según tú nuestro matrimonio debe salir adelante por nuestros propios e

Ni lujos, joyas, zapatos o algo más de lo que podamos tener. Solo t

sión. -Se levantó de forma brusca-. Iré a dormir a la ha

ensar, no soy una ni

casé -dice molesto-. Realmente no q

tante y me hacía creer que nuestro matrimonio podría acabar en cualquier momento. Pero, por otra parte, entendía que estaba muy ocupado. Bien sabía que el trabajo dominaba gran parte de su tiempo y, al final, siempre tenía que traer parte de él a casa para continuarlo. Pero esto no era mi culpa, yo no estaba cambiando, sino él. S

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