Esposa Egoísta No Someterá
cinco años que i
risa, esta vez ca
rabajando día y noche para que tuvieras esta casa, este coche, esta vida cómoda. Tú solo te la
no sirven para nada". El mismo hombre que al principio de nuestra relación admiraba mi talento
o. Mis ahorros de cuando sí trabajaba, antes de que me pidi
esto de la mano. "Yo he pagado la hipoteca cada mes. Sin mí
más mínima de mis contribuciones. Para él, yo era un acce
tigo," dije, con la voz ago
. Mañana que se te baje el coraje, habl
nio de divorcio, pero fui más rápida
es por las buenas,
guro que me quedaba. Giré la llave en la cerradura. Escuché s
uerta! ¡No hemos te
mis libros. Me sentía vacía, pero también extrañamente tr
l estudio. Mateo ya se había ido a trabajar. En la mesa de la cocina, había una nota: "Mi mam
e ese hombre no
, tendría que buscar un abogado. Pero antes, necesitaba pruebas más contundente
dad. Pagué los derechos para consultar el estado del inmueble. El cora
nces,
, frías e impersonales, que destroz
había sido
tres
o no era un descono
To
o de transacción: una "donación". Mateo le había regalado nuestra casa a ot
taza de café. Esto no era solo una infidelidad. Esto era un fraude. Un despo
corrió todo el cuerpo y se instaló en mi pecho. Mateo no solo me había en
a que pensar. Y
uo profesor de la universidad, el arquitecto más re
tiempo... pero necesito su ayuda. Quiero retom
a beca disponible, que el plazo cerraba en dos días, pero qu
queña chispa
línea. Busqué un vuelo a París. Solo de ida. Lo com
nior antes de que me casara. Le conté mi situación. Le pedí mi carta de renuncia con efecto inme
entía que recuperaba un pedazo de m
lo hicieran. Empecé a empacar una maleta con lo esencial: mi ropa, mis documentos, mi laptop, y mis l
ta, sonó el timbre. Mi corazón dio un
ivio momentáneo, hasta que vi lo que traía. Una bolsa de un restaurante de
ba regando sus plantas. Pero la dirección en el ticket era la
salir a algui
Ma
a una mujer. Joven, bonita, con zapatos caros y
To
ntos a la casa de al lado. Nuestra casa
lla. No solo eso, la había instalado literalmente a un lado de mí.
aguachile, cómo le ponía extra de salsa picante, esa que a mí me encantaba y que él siempre se quejaba de que
ue nunca t
ono sonó
te vale que no hagas un drama. Compórtat
a menos de veinte metros de distancia,
a náusea
Mat
Qué
al di
la puerta principal y salí de esa casa por última vez, sin mirar atrás.