Esposa Egoísta No Someterá

Esposa Egoísta No Someterá

Gavin

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Capítulo

"Mi mamá se viene a vivir con nosotros." La voz de Mateo por teléfono sonaba tan casual como si hablara del súper, pero el cuchillo en mi mano se detuvo a medio jitomate. Sin consultarme, mi esposo había decidido que su madre, de la noche a la mañana, se mudaría a "nuestra" casa, ordenándome desalojar mi estudio, el único rincón propio que me quedaba. Él se rió, me llamó "egoísta" y colgó, dejándome hundida en la rabia y una extraña familiaridad. ¿Egoísta yo? La que dejó su maestría en París por su carrera, la que usó sus ahorros para el enganche de esta casa que "por facilidades fiscales" estaba a su nombre, la que fue su apoyo incondicional por cinco años. Fue entonces, buscando una maleta, que lo vi: en su clóset, una bolsa de una tienda de lujo. Adentro, unos tacones carísimos talla 36 -un número menos que el mío- y un perfume floral a medio usar, el mismo que había olido en su ropa y que él atribuía a una "compañera de trabajo" . Las piezas encajaron con una claridad brutal: mi matrimonio, mi vida, eran una farsa construida sobre su engaño y mi sacrificio. Sentí el ardiente veneno de la traición y la humillación, pero también una furia fría y transformadora. Tomé una pluma, mi papel más fino y, con mano temblorosa pero firme, escribí en la parte superior: "CONVENIO DE DIVORCIO" . La guerra había comenzado y mi destino ya no era mi estudio, era recuperar mi vida.

Introducción

"Mi mamá se viene a vivir con nosotros."

La voz de Mateo por teléfono sonaba tan casual como si hablara del súper, pero el cuchillo en mi mano se detuvo a medio jitomate.

Sin consultarme, mi esposo había decidido que su madre, de la noche a la mañana, se mudaría a "nuestra" casa, ordenándome desalojar mi estudio, el único rincón propio que me quedaba.

Él se rió, me llamó "egoísta" y colgó, dejándome hundida en la rabia y una extraña familiaridad.

¿Egoísta yo? La que dejó su maestría en París por su carrera, la que usó sus ahorros para el enganche de esta casa que "por facilidades fiscales" estaba a su nombre, la que fue su apoyo incondicional por cinco años.

Fue entonces, buscando una maleta, que lo vi: en su clóset, una bolsa de una tienda de lujo.

Adentro, unos tacones carísimos talla 36 -un número menos que el mío- y un perfume floral a medio usar, el mismo que había olido en su ropa y que él atribuía a una "compañera de trabajo" .

Las piezas encajaron con una claridad brutal: mi matrimonio, mi vida, eran una farsa construida sobre su engaño y mi sacrificio.

Sentí el ardiente veneno de la traición y la humillación, pero también una furia fría y transformadora.

Tomé una pluma, mi papel más fino y, con mano temblorosa pero firme, escribí en la parte superior: "CONVENIO DE DIVORCIO" .

La guerra había comenzado y mi destino ya no era mi estudio, era recuperar mi vida.

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Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

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