Esposa Egoísta No Someterá
sonar de nuevo. Era Mateo. Lo ignoré. Sonó una, do
estás? ¡Mi mamá
teléfono ahora mismo
tás haciendo una escena
ta la dirección del hotel más cercano. Necesitaba un lugar n
. Por primera vez en 24 horas, pude respirar. Me di una ducha larga, tratando d
idas de Mateo y una docena de mensajes de su madre, a quien nunca
tando como una niña malcriada. Más te vale regresar a
ensajes sin
beca y organizando mis documentos. Al amanecer, ya tení
o para siempre. Teníamos que hab
ía. Un lugar concurrido, donde no se atre
a máscara de furia contenida. S
pasa?" siseó, con la voz baja p
che, Mateo. Quie
ue había impreso en el hotel. Y junto a él, una c
el segundo documento.
de sacast
te nuestra casa a tu amante. La casa que pagamos c
alrededor,
. La gente es
despojaste de todo lo que tenía.
mesa, su rostro a
a no es cualquier mujer. Su familia es muy podero
ada que perder. Quiero que me devuelvas mi parte de la casa, o te demandaré a ti y a E
llo de miedo en sus ojos. No por mí, sino por las consecue
eres?" pregu
cado actual. Y quiero que firmes el
a, derrotado. Sabía q
ro esto no se v
n un trazo violento, casi rompiendo el papel. Lu
í alegría ni triunfo. Solo un vacío inmenso
casa a recoger el resto de mis cosas importantes, mis planos originales, mi título, cosas
n silencio, pero el aire estaba impregnado
tacto, tal como lo dejé. Empecé a g
do en la recámara principal. Me q
a puerta estaba entreab
bándose uno de mis vestidos. Un vestido que
insultante, como si esa fuer
eshecha, había ropa interior
caerme. Verla ahí, en mi espacio más íntimo, profanando mis recuerdos, fue p
io. No pareció sorprendida. Más bien, me son
ijo que vendrías a recoger tus chácharas. No te preocup
ozándome el hombro a propósito. Se detuvo
ue moderno. Creo que tiraré esa pared de ahí y pond
casa, mi vida, frente
portafolio bajo el brazo. Escuché su risa
ateo estaba parado junto a su coche,
dijo. "¿Ya viste
ú la metiste a mi
ble, Sofía. Pero preferiste el drama
portafolio. Forcej
tame, M
nguna parte hasta
l portafolio. Lo abrió y sacó mis pl
n dos. Y luego en cuatro. Y los t
s a no desafiarme," dijo,
de mis planos en el suelo, el olor a su perfume mezc
i rabia, ni tristeza. Solo un
," le dije, con una c
ar, sin mirar los pedazos de mi