icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
Carga Congelada, Una Esposa Traicionada

Carga Congelada, Una Esposa Traicionada

Autor: Gavin
icon

Capítulo 1 

Palabras:1621    |    Actualizado en: 09/12/2025

elada cajuela de la camioneta porque

minas" que ella me dio, mientras ello

do que Atlas se dio cuenta de que acababa de m

un accidente automovilístico que

odió p

atia, me alimentara con altas dosis de pastilla

rió la verdad, el mundo

nunca había estado e

a, ejecutó a Katia con sus propias manos

muerte sería

trarme en el otro lado

scó al mío, suplicando perdón, no sen

entí

urré, viendo cómo su

in soy

ítu

tera enviaba una nueva ola de agonía a través de mi vientre, haciendo que mi cabeza palpitara con fuerza. Apreté los ojo

nes de metal frío que me aplastaban. Mi voz era pequeña, ahogada, tragada

chó. Nunca

y helado, incluso más frío que el aire de la montaña afuera. Odiaba la oscuridad. Hacía que

e impaciente. Me cortó más profundo que el aire helado de aquí adentro

que hacía vibrar el auto. Era su manera de decirme que desapareciera

Un líquido tibio y pegajoso se extendía entre mis piernas. Olía a cobre, como las monedas

i pecho palpitante. Mamá me lo había dado. "Sé una buena niña, Elisa", me había dicho, jus

o Atlas nunca me amó. Ni siquiera me mir

itos horribles. Recordaba sacar a Atlas, con su cara pálida y quieta. Luego, todo se volvió negro. Cuando desperté, el mundo era diferente. Los co

a hizo que pagaran. Hizo que Atlas se casara conmigo. Se suponía que eso me manten

ía oscuridad. Traté de hacerme bolita, de hacerme más pequeña, para hacer que el dolor fuera más

que me acariciara el cabello y me dijera que todo estaría b

y punzante atravesó mi cabeza. El mundo se inclinó, luego giró. Mi respiración se atoró en mi

radas a mi estómago, una mancha oscura extendiéndose en mis jeans. Mis ojos estaban

n, hacia la cabina principal. Atlas se reía, con la cabeza echada hacia atrás. Katia estab

n la voz goteando satisfacción-. Te d

ue solía hacer que mi corazón aleteara, hace mucho ti

de Katia-. Siempre haciendo una

rg

confinado, rebotando en el equi

uave y llena de algo que

estará fuera de nuestras vidas para siempre. Entonces po

bebé de Katia. Era mi bebé también. O lo habría sido. Si Katia no me hubiera forzado a tragar esas pequeñas pastillas blancas, diciéndome q

a en silencio.

lor se había ido. El frío se había ido. Solo quedaba una l

Las luces brillantes de una imponente cabaña resplandecían contra las montañas nevadas

os iluminados por la emoción de la llegada. Katia se est

cariño -arrul

mioneta-. ¿Alguien vio a Elisa? Probablemente está hacien

s ojos duros. Tenía una sonrisa tensa y desagradable. Parecía problemas, del tipo sobre el que Mamá siempre me advertía

los... arreglos. La clínica la está esperando. Están

ro, con un brillo tr

para tener finalmente algo d

e Atlas s

e la cuiden, no solo que la tiren por ahí. -Incluso en esto, su preocupación era menos p

na risita se

privado. Ella estará... cómoda. Y fuer

más a Atlas, aca

estará bien. Ella siempre encuentra la manera de estar

n un toque de irr

ás sobre ella. -Miró hacia la parte trasera del vehículo, su mirada atravesando justo donde

vivos, ya estaban planeando borrarme. Atlas, Katia, Toro. Todos estaban involucrados, a su manera. Mi súplica silenciosa, mi último aliento, ha

in vida, todavía escondido entre el equipo de esquí olvidado y el

Obtenga su bonus en la App

Abrir