El Capo que olvidó a su amada esposa
Villar
en fragmentos, emerg
, pensé que ya
el dolor
a jaula de cristal roto mantenid
sordo y pesado, marcando el t
bitación en la
tado en el silló
ba obse
rapaba los ángulos a
ada en arrepentimiento,
nte Mondragón se aseguraba de qu
pronunciar ese
pera, como gr
Monterrey, quemaré el territorio de tu padre hasta las ceniz
de sen
ll
isión de dolor, ence
léfon
tó en
rla. Estaba soll
bebé! ¡Esa bruja
a cambiando de perro guar
estás h
labio... ¡su labio está cortado! ¡Dijo
los
ra tan torpe
estaba busca
uscando
el tel
ie y caminó
ntate
edo -s
e im
brazo y me arr
cho, pero me arrastró por el pasillo,
aterrador y silencios
tró por
lleno d
razzi a los que Carla ind
ondragón arrastraba a su esposa
perando en el c
a un niño
estaba l
alando el labio hinchado de
recorrió l
-susurró
de niños
dio un pa
n sus zapatos lustrados-. Vi a la Sra. Mondragón ce
olpe orq
, mi vida: todo siendo de
miró a
me mir
estaban
a conflict
jui
suficiente para l
ia su Jefe
e el
guardó silen
on un pequeño rollo
lló en el escrit
de plata y un carrete
para coser tapi
castigo de
escuchar el mal,
a los traidores que hab
la -orde
me agarraron
a ponerme
tomó l
ó con man
. Dante, por
ró mi
mi
La usas para llamar a mis enemi
ró la b
s eran d
eces te
a través de mi
e agudo y e
ensible y salió po
pero mi boca es
hilo co
billa, manchando mi vestid
e de
zo de
e n
pun
r el s
la obe
r la F
aba en silen
miento húmedo del hilo y mis s
el
ó el
atrás y mi
gre de los dedos
te sienta bie
m
aban sellados
po esta
zón era
do de la oscuridad donde él n
histérica y
ensaba que
e me había
baba de
ad era m
a de romper