Su perfecta receta, mi traición real
a P
e Damián como un fantasma, un espectro no deseado en una casa que ya no pretendía ser mi hogar. Damián rara vez estaba allí, su tiempo dedicado casi exclusivamente a
an por los jardines, sus risas resonando por los pasillos. Vi la forma en que la miraba, la forma en que la tocaba, la flagrante ador
s para una lujosa fiesta consumieron la casa. Banquetes, floristas, músicos: la ma
para Arleen. Damián, con los ojos iluminados de emoción, llevó personalmente una caja grande y bellamente env
da. Unos minutos más tarde, emergió, radiante con un brillante vestido esmera
tá a punto de comenzar. Y mira, Damián eligió este vestido para mí. ¿No es simplemente divino?". Dio una vuelta, la tela brillando. "Pero neces
e erizó la piel. Pero antes de que pudiera moverm
la quemadura. No querría que te esforzaras. Yo lo haré". Se volvió hacia Ar
e de su vestido. Su tacto era tierno, reverente. Observé, un testigo silenc
Arleen, que todavía estaba abierta. Damián y Arlee
Arleen, su voz goteando seducción. "Me queda como un
llena de un deseo desenfrenado. "Solo tú podrías h
ca bonita, a su manera. Tan inocente, tan fresca. Pero nunca podría llenar este
iración. Mis dedos
ielo. "¿Dora? Por favor. Es una niña. Una distracción temporal. No, Arleen. No ha
el opulento pasillo girando a mi alrededor. Una ola de frío helado me invadió, una desolación tan profunda que me robó
erna palpitando, mi corazón una piedra conge
cutible de la noche, circulaba con gracia entre los invitados, su risa tintineando en el
sombras, y observé. Era invisible, un f
to teatral, llevó una rebanada a los labios de Damián. "¿Un b
era detenerla, aguda y desesperada. Toda la habitación p
de molestia, me fulminó con la mirada
ble, me había atrevido a hablar. "Yo... lo siento", murmuré, bajando la mirada. "Solo... acabo
tu parte recordar un detalle tan pequeño!", arrulló, su voz empalagosamente dulce. "Pero está bien. Esta es una receta
as, mis intentos de protegerlo, no tenían sentido. Solo un detalle para ser condescendiente. Mi corazón se sintió vacío.
ada, se llevó el pastel a los labios y dio un gran bocado. Masticó, sus ojos fijos en mí, un mensaje escalofriante en
¿Y si Dora tenía razón? ¡Sabes lo grave que es tu alergia!"
te a Arleen, su mirada ardiendo con una intensidad inquietante. "Por ti, mi diosa", declaró, su voz re
un testimonio público de su absoluta devoc