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Su vida pendía de mis manos

Capítulo 2 

Palabras:1517    |    Actualizado en: 17/12/2025

e aroma un recordatorio del drama que había dejado atrás en el quirófano tres. Ko

ntras me quitaba la bata quirúrgica. Pero esta noche, un nuevo tipo de t

ntrada, sus faros cortando la penumbra del atardecer. Casio estaba recargado en la puerta del con

uardó el teléfono. El a

o bajo y suave que solía acelerar mi corazón

. No dejé de caminar. Solo quería llegar a c

gualando fácilmente las mías. -Quería ag

on voz cortante-. No ne

en su tono-. Pero... pensé que tal

b de lectura se había cancelado a última hora por una tormenta que se avecinaba. Per

Se acercaba a la entrada del hospital, pero el Audi negro bloqueaba parcialmente

ijo en voz baja. -Maldita sea. -Me miró, un destello de algo que no pude d

trón familiar con él. Siempre encontraba la manera de salirse con la suya, in

mente el coche, creando un camino despejado para la ambulancia. Pasó a t

hábito. Me deslicé en el asiento de cuero, el familiar olor a coche nuevo mezclado

ieja, una que solíamos escuchar en largos viajes, cuando nuestro futuro parecí

l, casi demasiado casual-. ¿Có

ciudad que pasaban-. Trabajo. La vida. -Era una respuesta

trabajo. -Hizo una pausa, luego agregó-: Te ves... bien, sin embargo. Saludable. -Había

la vuelta a la tortilla-. ¿

idamente a mí-. Me preguntaba si... si había

¿Qué tiene que ver eso con nada, Casio? -

n blancos. La tensión familiar en sus mano

preguntó, su voz inesperadamente b

infarto, el estrés de su traición, la de Casio y Kori, demasiado para su fr

ta. Casi había dicho demasiado. La historia no c

lados de dolor e ira comenzaron a enroscarse en mi pecho

arde. Esta parte de la ciudad no es segura. Y ya no vives a

ecordaba mi antigua vida, la qu

ebró, cruda de emoción. Los recuerdos

azón martilleaba contra mis costill

é, mi mano ya en la manija, bu

Las puertas estaban cerradas. Se me cortó el alient

ró en una calle familiar y arbolada. Mi antigua calle. Mi antigua cas

s. -¿Qué estás haciendo? -su

acera. Al lado, la luz del porche de la casa de la infancia d

su rostro pálido pero sus ojos sorprendentement

ve, teñida de una falsa preocupación-. ¿E

ucido a mi padre, que había llev

re -mascullé, abriendo la puerta de

mis pies golpeando el pavimento familiar. Necesitaba escapar. De

rás de mí, su mano cerrándose alrededor de mi

eñida de exasperación-. No tienes a dónde

an diseñadas para cortar, para recordarme el vacío de

voz temblando con una calma

¿Quién? ¿El hombre del que huiste en nues

e restricción. El mundo me había visto como la villana, la mujer

pero me detuve. ¿De qué servía? Nu

ose-. Este es tu hogar. Siempre lo fue. Pertenece

ciosa de su súplica desesperada. Su mirada se movía de Casio a mí, una sat

, enredado con la madre manipuladora de Kori. Mi abuela, su corazón rindiéndose después de presenciar la traición de Casio y Kori. Mi mu

álida noche. Me ajusté el abrigo delgado, tratando

fuerte esta vez, más firme-. Una de v

iré hacia atrás. Simplemente caminé, cada vez más rápido, hasta que sus voces, sus sombras, su pasado venenoso, se desvanecieron

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