Su vida pendía de mis manos
e aroma un recordatorio del drama que había dejado atrás en el quirófano tres. Ko
ntras me quitaba la bata quirúrgica. Pero esta noche, un nuevo tipo de t
ntrada, sus faros cortando la penumbra del atardecer. Casio estaba recargado en la puerta del con
uardó el teléfono. El a
o bajo y suave que solía acelerar mi corazón
. No dejé de caminar. Solo quería llegar a c
gualando fácilmente las mías. -Quería ag
on voz cortante-. No ne
en su tono-. Pero... pensé que tal
b de lectura se había cancelado a última hora por una tormenta que se avecinaba. Per
Se acercaba a la entrada del hospital, pero el Audi negro bloqueaba parcialmente
ijo en voz baja. -Maldita sea. -Me miró, un destello de algo que no pude d
trón familiar con él. Siempre encontraba la manera de salirse con la suya, in
mente el coche, creando un camino despejado para la ambulancia. Pasó a t
hábito. Me deslicé en el asiento de cuero, el familiar olor a coche nuevo mezclado
ieja, una que solíamos escuchar en largos viajes, cuando nuestro futuro parecí
l, casi demasiado casual-. ¿Có
ciudad que pasaban-. Trabajo. La vida. -Era una respuesta
trabajo. -Hizo una pausa, luego agregó-: Te ves... bien, sin embargo. Saludable. -Había
la vuelta a la tortilla-. ¿
idamente a mí-. Me preguntaba si... si había
¿Qué tiene que ver eso con nada, Casio? -
n blancos. La tensión familiar en sus mano
preguntó, su voz inesperadamente b
infarto, el estrés de su traición, la de Casio y Kori, demasiado para su fr
ta. Casi había dicho demasiado. La historia no c
lados de dolor e ira comenzaron a enroscarse en mi pecho
arde. Esta parte de la ciudad no es segura. Y ya no vives a
ecordaba mi antigua vida, la qu
ebró, cruda de emoción. Los recuerdos
azón martilleaba contra mis costill
é, mi mano ya en la manija, bu
Las puertas estaban cerradas. Se me cortó el alient
ró en una calle familiar y arbolada. Mi antigua calle. Mi antigua cas
s. -¿Qué estás haciendo? -su
acera. Al lado, la luz del porche de la casa de la infancia d
su rostro pálido pero sus ojos sorprendentement
ve, teñida de una falsa preocupación-. ¿E
ucido a mi padre, que había llev
re -mascullé, abriendo la puerta de
mis pies golpeando el pavimento familiar. Necesitaba escapar. De
rás de mí, su mano cerrándose alrededor de mi
eñida de exasperación-. No tienes a dónde
an diseñadas para cortar, para recordarme el vacío de
voz temblando con una calma
¿Quién? ¿El hombre del que huiste en nues
e restricción. El mundo me había visto como la villana, la mujer
pero me detuve. ¿De qué servía? Nu
ose-. Este es tu hogar. Siempre lo fue. Pertenece
ciosa de su súplica desesperada. Su mirada se movía de Casio a mí, una sat
, enredado con la madre manipuladora de Kori. Mi abuela, su corazón rindiéndose después de presenciar la traición de Casio y Kori. Mi mu
álida noche. Me ajusté el abrigo delgado, tratando
fuerte esta vez, más firme-. Una de v
iré hacia atrás. Simplemente caminé, cada vez más rápido, hasta que sus voces, sus sombras, su pasado venenoso, se desvanecieron