Su vida pendía de mis manos
ri. Ni siquiera se había desviado hacia su panadería favorita. Simplemente había conducido direct
. Apenas esperé a que se detuviera por completo para salir por la puerta. El a
Kori estaba recostada en la cama, una delicada muñeca de porcelana, sus ojos todavía un poco dem
no pálida hacia Casio, quien la tomó de inmediato, presionando un beso en sus nudill
l bebé es fuerte. Continuaremos monitoreándote, pero salvo comp
ca. Su agarre era sorprendentemente firme para alguien tan "frágil".
Casio, quien se tensó a su lado-. Pero yo... yo no era yo misma. Esa noche, con tu padre... me drogaron. Me ofreció una bebida, y luego... -Sus ojos se llenaron de lágrimas, grande
que más amaba en el mundo, desaparecidas por una red de engaños, una traición tan profunda que casi me había tragado e
ue amaba perdidas, y ella se atrevía a tejer esta mentira, esta patética excusa. Podía sentir los ojos de
al previo" de mi madre. Recordé el silencio pétreo de mi padre, su negativa a discutirlo. Recordé a Casio, mi prometido en
tes ahora se extendió por todo mi cuerpo. Era un esc
miré a nadie. Simplemente me di la vuelta y me alejé. Mi espalda estaba recta como una vara
almente reconfortante, ahora parecía burlarse de mí, un recordatorio de la enfermedad y el engaño que se p
jón violento. El aire frío y viciado de la escalera me envolvió. Me apoyé contra la pared de concre
ajo. Una media luna de sangre brotó de debajo de mi uña. Era un dolor f
que las venenosas palabras de Kori habían abierto de par en par. La traición, las mentiras, la pura audacia de todo. Era una