La Heredera Oculta: Traición en el Campus
Eva
palpitaba. Mis muñecas y tobillos estaban atados. El aire de la habitación era denso, co
, hizo que se me helara la sangre. Conocía esa voz. Era el hombre del bar
do furioso a
a que Santiago Cantú siempre está pr
s hombres
a noche. Dijo que era la que le importab
e su castigo final por intentar exponer la verdad? El pensamiento fue un peso aplastante. Había destruido mi
un puñado de mi cabello, tir
ta sobornarme? Cree que el dinero lo arregla todo. -Se burló-. Se vengó
Lo llamó "venganza por mí". Pero no había hecho nada cuando realmente me lastima
ndo de malicia-. Lento. Asegúren
osa que pudiera. Cada impacto era una sacudida de agonía. Mi cuerpo gritaba. Este era un dolor que nunca había conocido. Al
sico, sino por la devastadora comprensión de que a Santiago realmente no le importab
ante. Una voz familiar,
estaba en la puerta, recortada contra la luz tenue. Antes de q
incorrecta. Y el amigo de Santiago, su círculo íntimo, fue quien los envió tras de mí. Santiago era
o mi trabajo, y ahora, quizás, me había entregado a sus enemigos. Las palabras del hombre, "Asegúr
ándome por todos lados. El mundo se volvió borroso. Cada golpe era una nueva ola de agonía. Había enfre
grito silencioso a Santiago. ¿Es esto lo que que