Su arrepentimiento, nuestra despedida irrevocable
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e di un nuevo hijo, Leo, y tontamente creí que nuestro amor podría san
straumática. De repente, mi esposo andaba con pinzas alrededor de la mujer que lo destroz
a nuestro hijo de cinco años de profanar el altar de su hermano muerto, mi esposo, Carlo
mientras nuestro hijo gritaba de agonía. Por encima de su hombro, los ojos de ella se
tomaría la mía. Mis dedos, pegajosos
con la voz sorprendentemente f
ítu
Al
er ya era un fantasma que acechaba nuestras vidas, un espe
idad a cambio de mi compañía en su duelo. Él necesitaba una esposa, una madre pa
rso entero. Teníamos risas en la cocina, cuentos antes de dormir y el ritmo tranquilo de una familia que intentaba remendar un pasado hecho añicos.
iente Giselle Ferrer localizada tras una búsqueda exhaustiva. Sufre de amnesia postraumática". La calma en
memoria, era la prioridad de Carlos. Cada frágil capricho suyo se convertía en ley. Él andaba con pinzas a su alrededor, su culpa por la muerte de A
e decoraba. Luego, la situación escaló. "Accidentalmente" derramaba vino sobre los dibujo
ma, Alia. Ha pa
a la lengua. Por Leo. Por la frágil
de beneficencia en el Teatro de la República, Giselle, co
Villarreal, aquí presente -ronroneó, sus ojos brillando con malicia mientras
enzaron. Las miradas. Me sentí como un
onté a Carlos. Él solo sus
un mecanismo de defensa. Tiene la mente en blanco sobre
realmente le creía. Realmente pensaba que ella era una víctima. Su duelo era una herida que ella sabía exac
ano para su padre. Giselle, en un repentino ataque de "confusión", había decidido que la sala necesitaba ser reorganizada. "Accidentalmente" derribó la vitrina
tintivamente recogió el balón. Solo quería volver a ponerlo en su lugar. Pero Gi
Adrián! ¡Está tratando de reempl
balón aferrado en sus pequeñas manos. No vio el miedo en los ojos de Leo. No vio la mirada calculadora de Giselle. To
o del brazo
eo? -Su voz era
tratando
yudar -susurró, con los o
e Leo, tratando de arrancarle el balón. Leo gritó, un
í sin
tente! ¡Lo es
trás, sus ojos salvajes de dolor y rabia. Tropecé, golpeándome la cabeza contra el borde de una mesa
en un ángulo antinatural. Un chasquido espantoso. Se desplomó, agarrá
tas. Me levanté, mi
Le
ojó a los brazos de Carlos. Él la abr
or. Está bien. No
azo doblado de forma incorrecta. Y mi esposo es
n mis entrañas. Esto ya no era duelo
tro enterrado en su hombro, pero sus ojos, por encima del hombro de él, se encontraron con los mí
rompió. Se hizo añicos
do, apenas audible sobre los llantos
razó a Giselle
lia. Esto ha sido un s
pe físico. La eligió a ella. Por enci
dolor y traición. Mi mente, antes nublada por la esper
abado. Esto no t
lvidado de la habitación. Un pequeño y familiar documento estaba metido detrás de un jarrón decorativo. El acuerdo prenupcial. Blind
ndependencia financiera. Había pensado que era solo u
linándose a mi alrededor. Pero por dentro, algo nuevo
dedos torpes. Marqué el 911. Mi
Necesito una ambulancia.
vantó la vista, con
ué estás
s propios ojos fríos,
do a mi hijo, Ca
mí, Giselle toda
Fue un accidente.
Y ella lo provocó. -Señalé a Giselle, quien jadeó dramáticament
-comenzó Carlos, su rostro co
, aunque ahora más suavemente, agotado por el dolor. Mi hijo. Mi hermoso y sensi
s. Mi corazón martilleaba contra mis costillas, per
fin de nosotros. Y