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El científico que él borró regresa

Capítulo 4 

Palabras:804    |    Actualizado en: Hoy, a las 14:47

sta de Elen

umanos después de mi abrupta partida de mi «hogar». Subí los tres tramos de escaleras con mis últimas y escasas pertenencias: una sola caja d

erta de mi habitación asignada, estaba Alonso. Y a su lado, Karla, con el brazo

el silencioso pasillo-. ¡Qué sorpresa! Justo le contaba a Alonso sobre mi nueva prop

descifrable. Una ligera inclinación de cabeza, un ceño contemplativo. Par

ció Karla, señalando vagamente mi caja-

s fuerza, el cartón c

. -Mi voz era plana, desprovista de la corte

por una fracción de segundo

Siempre eres tan.

paso adelante. Sin una palabra, alcanzó la caja. S

eron de par en par, un de

de revisar los esquemas de la Fase Dos conmigo. -Su voz

firme en la caja. Me

ción? -preguntó, su

voz apenas

aquí

de silencio atónito, se apresuró a alcanzarlo, sus tac

escucharla, en dejar que lo tocara. Siempre había sido tan reacio al contacto físico, tan amurallado emocionalmente. S

igo. Yo era eficiente. Era indisp

y luego colocó la caja con cuidado dentro. Se g

un toque de algo -¿desaprobación? ¿preocupación?-

erando su acero-. La que se suponía que íbamos a

entamente. Un encogimiento de h

supongo. -Hizo una pausa, luego miró a

eó, tomando su

los puntos que necesitamos discutir. -Me lanzó u

irse, dos figuras grabadas contra la insípida pared institucio

sa era yo. Siempre práctica. Nunca amada. Nunca apreciad

s de un experimento fallido. La verdadera herida era su indiferencia cuando había puesto mi corazón en decorar «nuestro» futuro hogar. La verdadera heri

liar escozor de las lágrimas no derramadas

se extendía ante mí. Y en ese momento, me di cuenta de que el corte más profundo no era la

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