icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

El científico que él borró regresa

Capítulo 5 

Palabras:916    |    Actualizado en: Hoy, a las 14:47

sta de Elen

mpiendo la frágil paz que había encontrado en mi trabajo. Mi mano

! ¡Sal de aquí, d

, estridente y cargada de ve

dramáticamente, era retenida por un guardia de seguridad. Mi padre, con el rostro enrojecido por la ira y el alcohol barato, gritaba obscenidades, señalándome con u

por la humillación. Mis compañeros de trabajo se asom

guardia a apretar su agarre-. ¡Estamos aquí porque nos debes! ¡Nos debes

ono en alto-. ¡Cortó a su propia familia! ¡Ahora que e

pezó a gemi

negocio! ¡Y la casa, Elena! ¡Nos prometiste un

soy tu plan de jubilación, Jaime. Y ciertamente no t

Su sonrisa burlona desapareci

ués de que te pagamos la escuela? ¿Crees que eres demasiado buena pa

do en el pasillo repentinamente silencioso. La fuerza del golpe me hizo caer, mi cabeza golpeando el frío y

o sobre mí. La humillación era un peso físico, pres

adamente, levantándome a pesar del dolor pu

aban salvajes. Vio un pesado pisapapeles de metal en

! -Levantó el pisapapeles, su b

ra, alta y extrañamente ágil, se lanzó hacia adelante. Un golpe sordo y nauseabundo. El pisapa

on

de el pisapapeles lo había golpeado. Su rostro, usualmente tan desprovisto de

tensa, cortó el silencio atónito-. Llam

vía furioso, mi madre todavía sollozando, Jaime ahora luchando inútilmente- fue rápidamente s

o, Elena! ¡Estás rompien

hacia mí, su mira

tó, su voz más suave

e a mi mandíbula palpitante. Pero mi

ás h

como si la notar

da. Solo

ro traje, un rojo intenso contra el material oscuro. Siempre vestí

ndo insultos sobre mi ropa raída y mi almuerzo barato. Y luego, Alonso, un prodigio larguirucho y torpe incluso entonces, interviniendo. No con puños, sino con una lógi

vez había protegido mi frágil autoestima, algún día me viera como digna de protección, digna de amor. Había confundido su amabilidad accide

razón, tan recientemente endurecido, sintió un aleteo traicionero

rta de golpe. Era un hábito. Era su innato sentido del or

Obtenga su bonus en la App

Abrir