El científico que él borró regresa
sta de Elen
e. Me jaló bruscamente, arrastrándome lejos de la audiencia atónita, lejo
u mano, pero me sujetó con fuerza, impulsándome a través d
centímetros del mío. Sus ojos, usualmente tan inexpresivos
una escena. Estás pon
ando mi visión-. ¡Me robaste mi trabajo! ¡Me humillaste! ¡Redujiste u
intensa, inquietante. Apret
ron contra los míos. Un beso desesperado y silenciador. Su mano, que ya no sujeta
una presión brutal y posesiva que sabía a desesperación y manipulación. No me estaba besando por deseo
tan absoluta, que amenazaba con consumirme. Había usado mi cuerpo, mi afecto pasado, como una herra
n chasquido abrasador resonó en el silencioso pasillo. Mi palma
os, cuando se encontraron con los míos de nuevo, estaban abiertos de par
rieron por mi rostro. Pero no eran lágrimas de
ogadamente, mi voz temblando-. Te odio.
ojecida, sus ojos desenfocados. Parecía completamente descon
as sintiéndose como plomo. Me alejé, dejándolo allí de pie entr
talina. Este era el final. El final absoluto e inalte
ción. Cada línea de código, cada registro experimental, cada hallazgo preliminar relacionado con los compuestos poliméricos avanzados. Borrado. Si que
a de lona y tomé un taxi. Al aeropuerto. El pri
o. Bloqueado. El de Karla. Bloqueado. El de mi madre, mi padre,
s amando a un fantasma. Diez años sacrificándome por un hombre que me veía como un inconveniente
o mientras el avión rodaba por la pista y luego se elevaba hacia el cielo. Abajo, las luces d