Sangre en la Nieve, Una Vida Perdida
un recipiente vacío a la deriva en un mar de dolor. Parpadeé, tratando de despejar la niebla de mi mente, y mi mirada se desvió hacia el techo.
pasos suaves, entr
tó. ¿Cómo
rganta estaba irritada, seca.
.. qué
erte de estar viva, la verdad. Por un momento, estuvimos preocupados. -hizo una pausa, su mirada se suavizó-. Está en una habitación privad
engua. Cerré los ojos, una nueva ola de dolor, esta vez emo
e la ventana, podía ver las ramas desnudas de los árboles, pesadas por la nieve fresca, doblá
esó, revisando mi
ney? -preguntó, con voz amable-. ¿Tien
bil, una mueca que a
aquí. -hice una pausa, una claridad repentina atrave
preguntó, s
de este lugar. -una resolución profunda e inquebrantable se instaló en mi coraz
de complicidad en sus ojos. Recogió un fra
uerta-. Su pareja... el señor Ricardo... me pidió que le diera un mensaje. Dijo que tenía que ir a ayudar a Carmen con
de todo, los eligió a ellos. Una risa amarga e irónica se me atascó en la garganta. No sent
ón de notificaciones parpadeó en la pantalla. Llamadas perdidas de Rica
a que estabas embarazada. Por favor, dim
n responder. Luego
me pasó. Lo arreglaré, te lo juro. Nos casaremos. Lo intentaremo
a solo "tristeza". Ni siquiera podía comprender la profundidad de la traición, de la pérdida. La
mensajes de Ricardo. Luego, bloqueé su número. Y el de Carmen. Y el de cualquier otr
mer vuelo a Guadalaja
on lo que ya había soportado. Bajé las piernas de la cama, mis músculos rígidos y débiles, pero mi resolución férrea. Re
hospital, antes un lugar de miedo, ahora representaban una prisión de la que tenía que escapar. Empujé las puertas automáti
huellas de mi pasado roto. Monterrey, eras demasiado