Guardaespaldas
narran
tocándose la entrepierna, mientras pasa s
su periódico y lo lee, casual, como si no buscase nada, pero de
En varias ocasiones llegué a pensar que quizás debía abandonar el lugar, pero me ha dicho que, si
enviarme un multimillonario
a qué tan cerca estaba d
hay propinas ni nada, pero es uno de los tres empleos que me permiten pagar la renta. Salgo de ahí a las 2 de la tarde, llegó a un restaurante chi
fácil toca levantarlas para volcar el contenido y son bastante pesadas. Ahí acabo a las seis y empiezo como me
pido al de arriba por un milagro que me haga salir de aquí, pero nada s
una ducha y dormir, pues empiezo temprano en el supermercado. La c
conada. Así que con disimulo sacó las tijeras que llevo conmigo y trato de enterrárselas en el
dita
rque así o ir
cabarás s
muerta, ¿
os van a las suyas, trato de que me suelte, pero es imposible, le golpeo los brazos y sé con
ña. Acabarás siendo mía