El prisionero del cielo
a, ya no es la misma luna. Mi luna olvidó mi voz y rechazo m
o que alguna vez me hizo la vida imposible, hoy estaba conspirando a m
iudad. Ese café estaba en la misma línea del tren que pasaba por
gada a la ventana del local. Espere algunos minutos hasta
limón y nada más? -
í retirarse c
tardó mucho en llegar
é de manzanilla y un poco de mi
¿Mi
ñor Marín.
n y con un guiñó del direc
o con miel y dos Tés. El señor director lucía más pálido que
mío. ¿Que ha pasado?. - pre
n olvidado....
s no olvidan,
o no se de cuenta y vaya detrás de ellas. En bus
una sensación de temor en mi, un frío a
un poeta.
r eso lo cité aquí está noche. ¿
cilmente
ted esté lugar,
y eso es lo impor
más gracioso d
nsistió. - Usted es como yo, Marín. Se que usted tiene el corazón destrozado, y que usted ama
ndido, no sab
hado hablar así al direc
n poco de miel sobre su té. S
ta un poco de miel
estoy
ios rosados, y me miró de
r. - Usted quiere recuperar al amor de
dades, a
ara que usted pue
an? - int
ted vivirá en las sombras, vivirá vi
bí mi té, en espera de que
mpre se me dan. Dígame
uchar. - respondió - su corazón volverá a latir como antes
quiero seguir haciendo ilusiones tontas. Pensando que volverá co
caso, ami
no me de falsas pro
es de que pudiera hacer algo, ya t
ra, como si en sus venas corriera algo que no era sangre. Al
. Usted decida si lucha por ella inútilmente y se da por vencido, haciendo un
tengo y todas mis palabras se
n su rostro, sus ojos se clav
o tomo un poco de miel. La disfruto como si aquell
amigo Marín. - respondió. - Le insisto
nte vertí un poco
ue aquello era la sangre del director. Ans
- apuntó - Fue agradable v
usto f
ión correcta. - añadió - Si así
fé, y en cuanto la puerta se c
ro lado y me dieron ganas de escribi
a de ir a casa de Fernanda y decirle todo. Contarle mis aventuras por las cal
ya me estaba pasando factura, la fatiga y la avalancha de emociones. Pero antes de llegar al castillo empeze a ver
o. Pensé que el viento o alguien podría llevársela y quitarme la última oportu
ude sentir cada beso en mi mejilla y también cada caricia en mi cuerpo. Volví a oler