El prisionero del cielo
cer realidad mis sueños, pero no fueron aquellos en dónde vuelves y me abrazas. Fueron esos donde n
ces. Volvà a bajar en el mismo lugar en donde llore por primera vez contigo, en dónde borracho te dije « tengo miedo d
lo que todos los dÃas te mira, el que todos los dÃa
a o comprando algo en algún local. Camine hasta el lugar donde alguna vez me senté
re y el cielo tus promesas. Mis miedos salieron y me arrastraron de vuelta a
, que nada fue real y que tú estabas esperándome ansiosa en t
sentà después de la llamada, después de
- te pregunté al escuchar que
eres? - p
quie
está
15 minuto
as cuando est
e que colgará y abordará el tren que me lle
eres? - volvis
yo, C
mada se cortó. Espere unos
es, te ve
espondiste ahora, con un tono
cabas de de
is abuelos, y no pue
al fin del mund
...» muy leve
pared de ella. Intenté que todo aquello que construi después de t
tÃ, insistà pero no estabas y
escuchar que habÃas contestado- Déjame decir
s y solté el teléfono, lo deje caer y c
acÃo y tú voz quedándose muda para no responderme... La vida se me acabó en ese m
o de hacer eco en ti y en tu corazón. Me sentà tan pequeño como un n
n la poca de vida que aún tenÃa. La rosas no volverán la próxima primavera, al menos no para mÃ.
saber que iba a verte, ya no. Tal vez son mis pelÃculas mentales y estoy equivocado, pero esperabas a alguien más, y lo sabes. Esperabas a otro h
irara de lejos y te esperará en la torre. Hoy seré Carlos MarÃn, el prision
eza de que tendrás una vida linda, y de que un dÃa vas a sonreÃr de nuevo, te vol
que son libres y déjame escucharte. Si algún dÃa me recuerdas y sientes que no puedes hacer más pa
i mejor amiga por siempre. No hace falta más, cuÃdate y nunca olvides que la
iempre y para
ionero