La Hermanda de Los Vampiros
puso una bata e intentó no mirarse otra vez al espejo. Su labio tenía un feo aspecto. Salió a la única habitación que poseía su pequeño apartamento. El aire acondicionado se había estrope
or no haber cenado, así que se dirigió directamente a la cocina. Incluso las sobras de pollo de hacía cuatro noches parecían apetitosas, pero cuando rompió el papel de aluminio, percibió un efluvio de calcetines húmedos. Arrojó a la basura todo el
arpadeó, tratando de sacarse de la cabeza la imagen de su propio rostro. Dios, aún podía sentir sus manos, ásperas y desagradables, manoseándole los pechos. Tenía que denunciarlo. Se acercaría a la comisaría. Aunque no quería salir del apartamento. Por lo men
do le hizo leva
había huido despavorido cuando ella había entrado como una tromba p
. Sus grandes ojos verdes parecían preocupados
drama -murmuró ella
acariciando su suave pelaje, pero cuando el teléfono sonó, tuvo un sobresalto. Mientras trataba de alcanzar el auricular, se las arregló par
lo que descartaba a los vendedores telefónicos y sug
le. El coche de un individuo ha saltado por lo
gran amigo. Aunque tenía que decir que le sucedía lo mismo con la mayoría de los hombres y mujeres que llevaban uniforme a
¿está
oca. La vergüenza y el horror de lo oc
oscuro cabello de la cara y car
ena información? -Rio alegremente-. Ah, per