Entre Odio y Amor
ó este viernes por la mañana. Respiró hondo el aire
a plantación y recoger algunas verduras para vender en el pequeño estableci
a de mimbre, ella caminó de regreso a la casa mientras hun
corrió a preparar el desayuno para su madre, que había estado postrada en cama desde el derrame cerebral. Jacira, la madre de Clarice, no movía el
struidas en mampostería, tenían dos grietas que iban desde el techo hasta
e los últimos días, Clarice había luchado por mantener una sonrisa en el rostro de Jacira, p
de baño blanca. Observó los huesos de la clavícula que empezaban a asomar sobre
- Jacira hablaba c
el vestido de punto sobre los hombr
No q
samientos vagaron. Acomodó a su madre en la cama
tró en su mente. Las manos marchitas tocaron el br
rió con una manta roja de retaz
su hija se casara. Ante la insistencia de su madre, Clarice incluso se c
rada en cama, Clarice le dijo a su prometido que no se casaría si no se llevaba a su madre y a su hermana menor, por lo que, para su
argando la caja de verduras en sus brazos delgados y siguiendo los pasos lentos
a - se quejó l
ello ondulado. - ¡Súbete a mi espalda! -Clarice se inclinó y
scuela municipal de la ciudad de Valencia. Besó la frente de Alice y se apresur
os habituales y atravesó las puertas del
rde! - reclamó el
ó en silencio mientras organizaba sus pensamientos en busca de una razó
a seria, señor José, como lo llamaban todos en la ciudad, se las
esita que alguien la cuide y no puedo dejarla s
de la cabeza. Los ojos ansiosos de José recorrieron su
mi madre, se retrasó po
- ¡No tengo nada que ver con esto! ¡Si llegas tarde otra vez, te despediré! -
José a cuidar a sus dos hijas hasta que crecieron y se fueron a estudiar a la capital. Clarice se quedó en silencio y no respondió, porque necesitaba ese trabajo pa
.
ella puso las hojas de lechuga, el plátano y la manz
s de la oreja. - Separa estas frutas, verduras, hortalizas y entrégalas a esa di
después del almuer
últimos tres días y todavía quier
o, s
fruta y haz
ó los productos enumerados en las órdenes de entrega. Si no hubiera sido por la comorbilidad de