Entre Odio y Amor
de Alice. Repitió la maniobra, aspiró air
ia!- habló ella, e
r a su hermana inconsciente hizo que Cl
túpida! - gritó él. - Ya te
lizó el peso de los hombros para hacer la compresión. Él examinó una vez
Víctor después que la niñ
rice envolvió a su hermana en sus brazos. Por un
ospital! - Víctor empujó a Claric
mi hermana? - Cla
itó la voz de barítono. - ¡
ndo a Alice -
ra Víctor, nunca pensó en ayudar a otra pers
tener agua en
blaba mientras él la miraba.
voz de la pequeña Alice
no! - Los ojos esmeralda estaban fijos
a Clarice. ¡Tu hermana necesita un médico! Vámonos, ante
camino de entrada que conducía al Cascade. Luchó por estar
tro cabizbajo de la niña en el regazo de Cl
ió la pequeña Al
as! - Clari
- La tierna voz de la niñ
xpresión seria mientras mirab
es tan educado c
r. Tenía miedo de que la gente del barrio hiciera comentarios
será mejor que n
lo estacionado junto a otros autos en la entrada del sende
andado que sujetaba la cadena de la
mana se ahogó y se desmayó, tuvo mucha suerte porque logré tirarme al agua y
l. - Clarice levantó su pequeña
- Los ojos de Víctor miraron a Claric
taba la generosidad de la familia Corte Real que la dejó vivir en sus tierras, incluso después de la muerte
Clarice! - ordenó
ña en el regazo de su hermana. Víctor tomó la bicicl
del conductor. Tan pronto como encendió el motor, el ruido se mezcló con
No sabes de lo que son capaces las lenguas felinas de este pueblo. Por mucho que intentara c
voz se suavizó. -
s para situaciones de ahogamiento, y haber sido vista por un pediatra, la pequeña Alice parecía más alegre. Aunque a Clarice le avergon
ndo salieron de la clínica y caminaron ha
bicicleta -
humor en la voz de barítono. - ¡Tu hermana lo sabe! - Se r
r! - murmur
del polvoriento coche. - Necesito pasar
a se estremeció cuand
Se frotó los ojos con
pagarte así
ice pasaba algunas noches con él y satisfacía sus viles y sórdidos deseos. No solo el capataz, sino el jefe de la tienda de comestibles donde trabajaba, ofreció todo para que ella se convirtiera en su amante. No era aspuerta del coche. Él no controlaba la tensión que l
Clarice - p
el rudo hombre en que se había convertido su amigo. Víctor no recordab
y tú también, además es
centró en el paisaje que se revelaba a través del cristal de la ventana mientras la pequeña Alice dormía