Entre Odio y Amor
Ganaba poco por casi trece horas de trabajo. Ese año, la pequeña plantación qu
a plantación, pero ahora la situación era diferente, debido a las fuertes lluvias e inundaciones del mes pasado, la c
que quisiera. Quería arriesgarse y, sobre todo, nunca depender de un hombre. Aho
delante de Víctor. Era un ancho camino hasta su casa de pueblo. Cada día la vida le
lcanzó a grandes zancadas y la ja
ocado. - Ella lo miró con expresión cansada, se apartó y sollozó. - Yo no soy
la bestia
AME EN
, reclamó groseramente. - ¡
favor
o. - Siguió a Clarice. - N
falta de adió
una bestia
el ceño mientras agitaba las man
ice tenía una dosis
io superior con una V marcada. - Eres impulsiva y sacas c
aría embarrado y sería difícil llegar a casa. Clarice pensó antes de reaccionar impulsivamente, se
minuto, comie
a perfecta para
susurró, ella l
quieres casa
ontas, necesito conseguir otro
r mejor que esa choza
on la mirada a Víctor. - Estoy mu
ba buenos recuerdos de su infancia junto a su padre, quien le enseñó
nca he pedido ayuda a ning
o sé
o soy el be
rá un matrimonio arreglado. - Víctor esperó una respuesta, pero hubo silencio. Luego la voz ronca y deci
i -, respondió. - No p
a en sus ojos claros. - Piense bien en mi propuesta. Estás desempleada y esa
culpa
iarán el hecho de que esté casado con una pobre campesina. - Sonrió a Cl
buenas familias a las que les encantaría ca
na brillante sonrisa. -
larice lo miró, estaba c
s de Clarice. Había algo diferente en la mujer de carácter frío y cargad
esprecia y no le importa
igro de que te
rgó sus pasos por delante de él de
íctor, lo instigó. Continuó acompañán
via, vive
Pídele que se
o quiere v
no me i
qué hechizo era el que la inmovilizaban. Él disfrutó del delicioso toque caliente de la textura de sus labi
meses -, susurró l
stil a su favor. Por supuesto, las personas con mal humor son difíciles de tr