Cuarenta semanas
ulo S
her
universidad de sus sueños para conocer las instalaciones, los planes de estudio y a ciertos profesores. Ya que yo me había adelantado un curso,
ento de que era la universidad idónea. De hecho, mis expectativas se incrementaron considerablemente tras
ces. Estudiaba una modalidad de economía en la facul
Nos tomamos un café en el restaurante del campus, al cual la invité por educación, e intercambiamos números de teléfono para m
reparación de la boda. Puestos a ser sinceros, consideré su decisión precipitada. Apenas se conocían de hacía unos meses, ¿qué la había impulsado
esa casa en particular porque no habría vecino que se quejase ante el elevado volumen de la música. Supuse que, debido a la importancia de la boda, organizaría una fiesta similar a la de Dimitri. Sin embargo, y para mi sorpresa, se trataba de una modesta reu
ajustada que se adhería a mi cuerpo como si fuese mi piel, pero, al mismo tiempo, tenía bordados unos volantes en las caderas y sobre el vientre que no mostrarían signos
creen que necesito más experiencia para conducirlo. ¡Venga ya! Me saqué el carnet tan pronto com
espuesta y cargué la m
a. Ella siempre bromeaba mientras aceleraba o pisaba el freno. Pero pronto c
rededores y estudié los distintos coches aparcados, en la puerta del garaje y junto a la carretera. Necesitaba
piezo de mis torpes andaduras me precipitaría sobre alguna llama. Golpeamos la puerta y esperamos a que alguien nos recibiera, siendo l
hó la cálida sonrisa-
año, entonces, estabas equivocada -dijo Alexia con su tono humorístico e
uerta, Catherine -ins
dad. Tanto ella como yo tenemos que aumentar nuestro rango -continuó mi am
dor sonido que se asemejó a mis uñas sobre una pizarra. Los nervios me habían dominado tan pronto como
idad mientras nos alistábamos. Nos esperaría en los jardines de la piscina climatizada. El área que mencionó era la más codiciada de la casa: habían rodeado la piscina con paneles de cristal que conservaban el calor, atrapando parte del
el bañador
no dudé en conseguir la fruta que la receta especificaba. Había depositado mis esperanzas en experiencias que otras embarazadas comentaban en portales online; esperé que no fuese un mero truco. De todas formas, mi madre estaba consultando los precios de la clínica más cercana
rapidez
ice un lazo tan perfecto como el que decoraba su coleta y aproveché la cercanía al cristal para clavar la vista en mi cuerpo. Mi gesto no
iones -pidió
empo se lo ocultaré a Svetlana. Ella ha hecho muchas cosas por nosotras, ¡por mí! Maldita sea. No me creo que he sido capaz de hacerle e
le mentolado de su bol
e esa manera. Svetlana conoció a Dimitri en la universidad hace más o menos un año. Pero tú estuviste en contacto con él durante el campament
ese? Por ese entonces apenas tenía quince años. ¡Él era claramente much
sillo y cerró la puerta de nuevo. Se estaba haciendo tarde, las demás estarían esperándonos abajo. S
sado suspiro, como si hablar del tema fuera algo sumamente agotador-. ¿Quién sabe? El destino ha barajado las cartas y mira en qué situa
ofundo suspi
bía mentido de una manera bastante descarada. Más de sesenta personas se aglutinaban tanto en el interior de la piscina como sobre el césped. Los vasos de plástico apestaban a alcoh
u me transportó a la fiesta de Dimitri y me forcé a permanecer con ambos pies en este mundo o me perdería en mis propios recuerdos. Al
a con la mirada. O eso
acé la quinta copa
lo violeta apretó el vaso de plástico contra mi pecho, provocando que mis manos viajaran hasta ese pu
Svetlana en la piscina. Había tomado asiento sobre los hombros de una de sus compañeras, la cual mantenía los dedos hincados en los muslos de nu
temporalmente de Alexia, ella iba a
ya dentro de la piscina, y sacó un pie del agua para salpicarme-. Atrévete a saltar por
tan solo supiera lo que ocultaba, me
s de seguir al resto, invitándome a cenar algo, pero insistí en que disfrutase de la noche sin mí. No tenía ánimos para ese tipo de ambientes, no era mi estilo y nunca lo sería. E inevitablemente,
ordisqueé mis labios y me puse
aroma exquisito y la luna se reflejaba en el agua cuando las nubes lo permitían. Tomé asiento en una tumbona de tela y estiré las piernas. Poco a poco fui tendiéndome hasta que mi cabeza quedó suspendida en el aire, al igu
la tumbona y me le
para eliminar el zumo, el cual ascendía por mi garganta y me quemaba. Usé el árbol de mi izquierda para sostenerme y tanteé la mesa para buscar una servilleta. Odié a la persona que recomendó esa rec
n estado con diecisiete años, pertenecía a la categoría más dolorosa. Ya más calmada, observé lo que me rodeaba y localicé un teléfono sobre una de las mesas. No supe a quién le pertenecía, el mío estaba en mi mochila, en el dormitorio, y no me apetecía que Sve
aguda, aunque distorsionada, de A
s? -pregu
a llamado de
lestar en lugar de reducirlo-. No me encuentro demasiado bien. He pensado que podría llamar a un taxi, pero no he traído dinero conmigo. Préstame algún billete y
ntiendo!
Estoy peor que otros días, este lugar me mantiene en tensión y no es bueno para mí. Tendré que comentarle al doc
al bordillo, la humedad se transmitió a mi piel y me ayudó a calmarme. Mientras tanto, Alexia elaboraba una lista de razones por las qu
icho em
léfono resbalase entre mis dedos. El aparato repiqueteó contra el suelo y cayó al interior del agua. No me preocupó que el dueño lo hubiese perdido. Lo primero que hic
ás embarazada? -
ché sus zancadas a
ariciar mi carne para atraer mi atención, deteniéndose en el mismo bordillo en el que descansaban mis pies. Trasladó la mano derecha hacia mi mentón, torciéndo
con rapide
, como si mi vocabulario hubiese cola
us pupilas deambulaban de una parte de mi cara a otra distinguí una pequeña chispa, un destello en sus motas, de un tono similar al caramelo m
rré l
arrugando los dedos cuando faltaba poco para tocar la inexistente hi
explicárte
imaginaciones mías
erte ignorado durante estas semanas, pero me entró el pánico. Ni siqu
-. Lo sabías y no
probable un embarazo. De hecho, es casi imposible que lo estés. Era la primera vez... -No terminó la frase, pue
boda. Dimitri frunció
ta boda, ha llegado a postergar su trabajo y los cursos relacionados con sus estudios. La destrozaríamo
delante con esto? -S
quieres. -Me costó h
mento como este. No voy a apartarte de mi vida. Este bebé es tanto tuyo como mío y no puedes
os de casos de madres adolescentes, de chicas que sufrían el abandono de una relación tras descubrir el embarazo. Pero Dimitri había cumplido lo opuesto a lo esperado. Mis o
una que curvó su boca hacia la
is manos habían quedado atrapadas sobre mi vientre. Me hubiera gustado llorar. Tenía la primera lágrima a punto de ser derramada, pero me
e a irme,
-escuché su vo
. No me encuentr
do, aunque sus dedos se deslizaron por mi
s el padre. Continuarás con la boda y esto perm
¿te estás
ue no. Estaba c
estaba a punto de echarme a llorar y q
Me marcharé a casa, descansaré y por la mañana estaré en condiciones de razonar. Además, ¿qué otra cosa te gustaría o
e te ayudaré en todo
jarme espacio. Me agobias.
álica para usarla como impulso. Sorteé a la chica de cabello de colores que me había atosigado hacía un rato y entré a la habitación que nos habían asignado. Allí, recogí la ropa que continuaba tendida sobre la cama. Al final no me había metido en la piscina, por lo
ho como la de la mesilla, y me quedé frente a
er igual después
de quién se trataba. El número no estaba grabado en la memoria del
procura no empujarme frente a un coche en marcha. Has estado a punto de zambullirme dentro de la piscina y no con las intenciones
mi
ntre mis dedos como s
te mientras duermes
ero era Alexia. Aprovechando que mi amiga no era del todo consciente de sus
na noté que varios vehículos continuaban circulando por la carretera hasta perderse entre las diversas calles aledañas. Con las piernas apretadas co
bien de Svetlana o por el de Dimitri, tampoco por el m