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Cuarenta semanas

Capítulo 4 SEMANA 4

Palabras:4067    |    Actualizado en: 02/02/2023

ulo S

her

universidad de sus sueños para conocer las instalaciones, los planes de estudio y a ciertos profesores. Ya que yo me había adelantado un curso,

ento de que era la universidad idónea. De hecho, mis expectativas se incrementaron considerablemente tras

ces. Estudiaba una modalidad de economía en la facul

Nos tomamos un café en el restaurante del campus, al cual la invité por educación, e intercambiamos números de teléfono para m

reparación de la boda. Puestos a ser sinceros, consideré su decisión precipitada. Apenas se conocían de hacía unos meses, ¿qué la había impulsado

esa casa en particular porque no habría vecino que se quejase ante el elevado volumen de la música. Supuse que, debido a la importancia de la boda, organizaría una fiesta similar a la de Dimitri. Sin embargo, y para mi sorpresa, se trataba de una modesta reu

ajustada que se adhería a mi cuerpo como si fuese mi piel, pero, al mismo tiempo, tenía bordados unos volantes en las caderas y sobre el vientre que no mostrarían signos

creen que necesito más experiencia para conducirlo. ¡Venga ya! Me saqué el carnet tan pronto com

espuesta y cargué la m

a. Ella siempre bromeaba mientras aceleraba o pisaba el freno. Pero pronto c

rededores y estudié los distintos coches aparcados, en la puerta del garaje y junto a la carretera. Necesitaba

piezo de mis torpes andaduras me precipitaría sobre alguna llama. Golpeamos la puerta y esperamos a que alguien nos recibiera, siendo l

hó la cálida sonrisa-

año, entonces, estabas equivocada -dijo Alexia con su tono humorístico e

uerta, Catherine -ins

dad. Tanto ella como yo tenemos que aumentar nuestro rango -continuó mi am

dor sonido que se asemejó a mis uñas sobre una pizarra. Los nervios me habían dominado tan pronto como

idad mientras nos alistábamos. Nos esperaría en los jardines de la piscina climatizada. El área que mencionó era la más codiciada de la casa: habían rodeado la piscina con paneles de cristal que conservaban el calor, atrapando parte del

el bañador

no dudé en conseguir la fruta que la receta especificaba. Había depositado mis esperanzas en experiencias que otras embarazadas comentaban en portales online; esperé que no fuese un mero truco. De todas formas, mi madre estaba consultando los precios de la clínica más cercana

rapidez

ice un lazo tan perfecto como el que decoraba su coleta y aproveché la cercanía al cristal para clavar la vista en mi cuerpo. Mi gesto no

iones -pidió

empo se lo ocultaré a Svetlana. Ella ha hecho muchas cosas por nosotras, ¡por mí! Maldita sea. No me creo que he sido capaz de hacerle e

le mentolado de su bol

e esa manera. Svetlana conoció a Dimitri en la universidad hace más o menos un año. Pero tú estuviste en contacto con él durante el campament

ese? Por ese entonces apenas tenía quince años. ¡Él era claramente much

sillo y cerró la puerta de nuevo. Se estaba haciendo tarde, las demás estarían esperándonos abajo. S

sado suspiro, como si hablar del tema fuera algo sumamente agotador-. ¿Quién sabe? El destino ha barajado las cartas y mira en qué situa

ofundo suspi

bía mentido de una manera bastante descarada. Más de sesenta personas se aglutinaban tanto en el interior de la piscina como sobre el césped. Los vasos de plástico apestaban a alcoh

u me transportó a la fiesta de Dimitri y me forcé a permanecer con ambos pies en este mundo o me perdería en mis propios recuerdos. Al

a con la mirada. O eso

acé la quinta copa

lo violeta apretó el vaso de plástico contra mi pecho, provocando que mis manos viajaran hasta ese pu

Svetlana en la piscina. Había tomado asiento sobre los hombros de una de sus compañeras, la cual mantenía los dedos hincados en los muslos de nu

temporalmente de Alexia, ella iba a

ya dentro de la piscina, y sacó un pie del agua para salpicarme-. Atrévete a saltar por

tan solo supiera lo que ocultaba, me

s de seguir al resto, invitándome a cenar algo, pero insistí en que disfrutase de la noche sin mí. No tenía ánimos para ese tipo de ambientes, no era mi estilo y nunca lo sería. E inevitablemente,

ordisqueé mis labios y me puse

aroma exquisito y la luna se reflejaba en el agua cuando las nubes lo permitían. Tomé asiento en una tumbona de tela y estiré las piernas. Poco a poco fui tendiéndome hasta que mi cabeza quedó suspendida en el aire, al igu

la tumbona y me le

para eliminar el zumo, el cual ascendía por mi garganta y me quemaba. Usé el árbol de mi izquierda para sostenerme y tanteé la mesa para buscar una servilleta. Odié a la persona que recomendó esa rec

n estado con diecisiete años, pertenecía a la categoría más dolorosa. Ya más calmada, observé lo que me rodeaba y localicé un teléfono sobre una de las mesas. No supe a quién le pertenecía, el mío estaba en mi mochila, en el dormitorio, y no me apetecía que Sve

aguda, aunque distorsionada, de A

s? -pregu

a llamado de

lestar en lugar de reducirlo-. No me encuentro demasiado bien. He pensado que podría llamar a un taxi, pero no he traído dinero conmigo. Préstame algún billete y

ntiendo!

Estoy peor que otros días, este lugar me mantiene en tensión y no es bueno para mí. Tendré que comentarle al doc

al bordillo, la humedad se transmitió a mi piel y me ayudó a calmarme. Mientras tanto, Alexia elaboraba una lista de razones por las qu

icho em

léfono resbalase entre mis dedos. El aparato repiqueteó contra el suelo y cayó al interior del agua. No me preocupó que el dueño lo hubiese perdido. Lo primero que hic

ás embarazada? -

ché sus zancadas a

ariciar mi carne para atraer mi atención, deteniéndose en el mismo bordillo en el que descansaban mis pies. Trasladó la mano derecha hacia mi mentón, torciéndo

con rapide

, como si mi vocabulario hubiese cola

us pupilas deambulaban de una parte de mi cara a otra distinguí una pequeña chispa, un destello en sus motas, de un tono similar al caramelo m

rré l

arrugando los dedos cuando faltaba poco para tocar la inexistente hi

explicárte

imaginaciones mías

erte ignorado durante estas semanas, pero me entró el pánico. Ni siqu

-. Lo sabías y no

probable un embarazo. De hecho, es casi imposible que lo estés. Era la primera vez... -No terminó la frase, pue

boda. Dimitri frunció

ta boda, ha llegado a postergar su trabajo y los cursos relacionados con sus estudios. La destrozaríamo

delante con esto? -S

quieres. -Me costó h

mento como este. No voy a apartarte de mi vida. Este bebé es tanto tuyo como mío y no puedes

os de casos de madres adolescentes, de chicas que sufrían el abandono de una relación tras descubrir el embarazo. Pero Dimitri había cumplido lo opuesto a lo esperado. Mis o

una que curvó su boca hacia la

is manos habían quedado atrapadas sobre mi vientre. Me hubiera gustado llorar. Tenía la primera lágrima a punto de ser derramada, pero me

e a irme,

-escuché su vo

. No me encuentr

do, aunque sus dedos se deslizaron por mi

s el padre. Continuarás con la boda y esto perm

¿te estás

ue no. Estaba c

estaba a punto de echarme a llorar y q

Me marcharé a casa, descansaré y por la mañana estaré en condiciones de razonar. Además, ¿qué otra cosa te gustaría o

e te ayudaré en todo

jarme espacio. Me agobias.

álica para usarla como impulso. Sorteé a la chica de cabello de colores que me había atosigado hacía un rato y entré a la habitación que nos habían asignado. Allí, recogí la ropa que continuaba tendida sobre la cama. Al final no me había metido en la piscina, por lo

ho como la de la mesilla, y me quedé frente a

er igual después

de quién se trataba. El número no estaba grabado en la memoria del

procura no empujarme frente a un coche en marcha. Has estado a punto de zambullirme dentro de la piscina y no con las intenciones

mi

ntre mis dedos como s

te mientras duermes

ero era Alexia. Aprovechando que mi amiga no era del todo consciente de sus

na noté que varios vehículos continuaban circulando por la carretera hasta perderse entre las diversas calles aledañas. Con las piernas apretadas co

bien de Svetlana o por el de Dimitri, tampoco por el m

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