Amor Y Prejuicio
iudad, algo lejos, pero valía la pena llegar hasta allí par
ue me desagradara, simplemente trataba de controlar aquel rubor que se formaba en mis meji
realidad? - preguntó desbordante de elegancia, dando un sorbo a su café, yo me mordí el lab
niversitaria, o la que quiere mi padre? - afirmé tratando de
no está contento con su núcleo familiar, o al
o y psicólogo familiar?
fensiva conmigo, solo quiero con
obert, mi padre fue a verme al hospi
tras inclinaba un poco su cabeza y retiraba algunos mechones de su frente, esa mirada me hizo quebrarme, mis mejillas est
ue solo me digan "Ty" a que digan mi nombre completo, mi cantante favorito es Luis Miguel, odio a mi hermano, y a diferencia del promedio, no tolero
dad me tuve que hacer cargo de la empresa de mi padre, aunque eso era lo que yo quería hacer, nunca
sonriéndole con sutileza, sonrisa que é
o pie
rdor en mis mejillas - No interactúo con mucha gente como ya habrás nota
ienes muchos amigos, parece
nte - ¿Interesante? q
ras eso? yo no creo
idea de quién soy yo, por ende, no saqu
ó tratando de sonar filosófico, yo no pude evitar
ctor, ¿y qué te
de lo que él cree apropiado, tú ni siquiera hablabas, solo lo hacías cuando él lo indicaba, lo que me hace pe
so de mí? - Creeme, ¡él y yo no nos llevamos bien precisamente porque yo no hago l
mi garganta de tal manera que sentía que me estaba asfixiando, me limité a únicamente mirarle con desprecio y tomar mis cosas para levantarme de la mesa
vance, me hizo verle fijamente a los ojos, su cabello y el mío estab
ofenderte, lo lamento - yo clavé mi mirada en el piso,
nunca lo seré - murmuré en un tono bajo
de forma indiferente en unas ocasiones, y en otras de forma totalmente errática - le escuchaba hablar mientras mi cuerpo empezaba a agita
ra de esperarse, no sabía qué hacer, pero para nada me apartó, solo se quedó inerte, sintiendo cómo yo me tomaba el atrevimiento de explorar con
dras preciosas color celeste, y algo similar le pasó a él con mis ojos, los cuales no eran na
in pestañear, Robert me miraba fijamente, fascinado, sus mejillas se
ás adelante de la casa del viejo para que nadie se diera cuenta de quién estaba conmigo, y en qué condiciones. El recuerdo
mismo tiempo que arreglaba un poco mi ropa para que no se notara lo que había hecho, trataba
tomaba del hombro con suavidad, yo retiré su mano con cuidado sin siquiera levantar la mirad
uto rápidamente. Pude oír como Robert encendía el auto y se marchaba de allí, seguramente iba d
, los apasionados besos, las indecentes caricias, ¿cómo un arrebato de rebeldía contra mi padre acabó en algo tan serio? era un bastardo jugando a ser adulto, y Robert me
habían dejado la puerta abierta y entré con cautela, el plan era irme a mi cuarto y e
cruzadas bebiendo un escocés mientras leía el periódico, acompañado de cierta mujer
nde me estaba apoyando, intentando aguantar el dolor corporal que tenía. Estuve a punto de seguir caminando, hasta que ví al viejo poners
ahora debía quedarme sí o sí - No seguiré pagando la colegiatura de tu universidad, me niego a seguir consintiendo tu estup
atreves?!! - grité muy alterado
tu bolsillo para pagar tu colegiatura!! ¡¡mientras vivas bajo mi techo y comas de mi dinero, harás lo que yo te ordene!
ara algo que pudiera incriminarme, pero como siempre, la ironía llegaba a atacarme. Antes de que pudiese reaccionar, sentí una fu
é a sobar mi mejilla mientras luchaba por no derramar un mar de lágrimas - Qué poco hombre eres... ¡lárgate de mi vista, no quiero volver a verte! - pesados jadeos escapaban de mis labios, yo como pu
ía del asco, aunque, muy en el fondo, me sentía bien, algo en mi interior latía a gusto, al mismo tiempo que entre
ar de adolescentes enloquecidos, él luchaba por quitarme la r
xperto jugando con fuego, Robert era un hombre de mundo, totalmente experimentado, quien fácilmente iba a ser todo un salva
sé tierra, ver los ojos azules de Robert dilatarse como si hubiera inhalado un kilo de cocaí
je Hugo Boss, traje que por cierto él se quitó antes de que yo pudiese darme cuenta, lo arrojó por ahí, quedándose completamente al desnudo, yo cas
a completamente diferente, como pude me dispuse a sacarme la camiseta, él se fue sobre mí p
cómo frotaba su increíble bulto contra mi caren
yo solo gemía como la propia perra, intentaba frenarlo pero
e no significa que sea un fetichista al que le excita todo lo que ve, el sadismo jamás ha sido lo mío, ni mucho menos lo de Rob
do describir con palabras lo que sentí en ese momento, fue tan doloroso, tan rico, tan incómodo, tan liberador y
tee a ver a Robert, él lucía consumido por el placer, apenas y lograba verle la cara por culpa de su h
ponder, mi cuerpo sintió la corriente de nuevo cuando él empezó a moverse lento, un vaivén tan delicioso que yo jamás habría lo
ver mis caderas, aunque dolía horrible hacerlo, ¿có
n ese momento, no dejaba de pensar en que iban a echarnos del hotel por hace
o pensaba en el miembro de Robert entrando y saliendo de mi intimidad, no pensé en nada más en ese entonces, durante el sexo yo intentaba solo concentrarme en Robert, más adel
o una segunda vez, creía que Robert iba a enojarse conmigo por ser tan precoz, pero él solo continuó con su tarea, destrozandome las cade
ras me follaba, porque no volvimos a movernos en lo que quedaba de velada. Antes de que pudiera hacer algo, sentí mi cuerpo contraerse una tercera y última vez, ahora provocada
miento, me sentía en un trance, no sabía si por el éxtasis o por la belleza de sus ojos
mi alrededor, notando que estaba en un cuarto de hotel, hotel al que no recordaba haber querido ir,
orma divertido, yo estaba punto de sufrir una crisis nerviosa, al caer en cuentas d
de pie, caí de rodillas al piso a causa del dolor en mis caderas, él fue hacía mí para ayudarme a ponerme de pie, riéndose de forma tan ác
regunté mientras le mi
ar volver a besarme, pero yo lo empujé par
a - Maldita sea, el viejo me va a matar - dije agitado mientras buscaba con la mirada mi ropa,
legues un poco tarde - me dijo él tratando de hacerme sentir mejor, pero ni eso logró
n dificultad hacía la cama, tomé mi ropa interior pa
y si lo hacía, el viejo se daría cuenta de que estuve haciendo cosas desagradables, pero R
rme y luego irme, aunque ver cómo Robert ent
rascaba la cabeza, yo intentaba no verle el miembro, si lo h
ando de sonar calmado - S-Solo me la
quieres - me dijo de forma suave y
n sus ojos, sentí pena de verlo así, pero, honestamente, no estaba en mi mejor momento, mi mente era un desastre justo
solo un minuto, por lo que soltó un pesado suspiro y
la habitación, me sentía tan idiota, ¿en qué estaba pensando? al jugar al cachondo con un hombre adulto, era obvio que las cosas se pondrían serias, ¿cómo pude pensar que Robert solo se conforma
veces que no, era tardísimo, no podía seguir retrasando mi llegada, si se hacían las 10 y yo no llegaba, el viejo me
o que fue darme cuenta de lo que hice, ¿de qué forma debía pensar, qué se supone que debía hacer ahora? maldije para
dejándolo en mi mesa de noche, era obvio que aún no podría dormir, tenía mucho en qué pensa