Una cura para mis delirios
estás d
recibió de su jefe por la mañana. Y e
or q
el vientre mientras ella tomaba asiento fr
o te asustas, tus p
, cuando corría el viento, cuando le
rado, Anton. Vo
ién conocido como la madriguera, el hogar de los topos de empresas IABOSCH, líderes en tecnología. Alessa era u
o se daba cuenta que estaba provocando y ser atractiva no ayudaba. Intentaba vestirse de manera más conservado
recieron en la pantalla le recordaron a sus bragas. Había tocado fondo, eso creía. Le habían llegado de vuelta las bragas que había perdido quién sabía dónde y de parte de un compl
casa para acariciar la pr
oído y se sobresaltó.
qué piensas? -Los ojos del hombre se desviar
tu hacia el cielo. Eran unos delatores,
y huir a otro país. Y
ste un
avía
s a hacerlo, me gust
pudo evitar malpensar y sus pezones lo
empezó a interesarle el negocio y quiere competir con su hermano. Reorganizarán a los emp
con Francesco
o o lo hagan por especialidad. Los dos somos dis
l estómago. Tenía reglas y la primera era no involucrarse con nadie del trabajo. Y quería cuid
enemigos
ssa diluyeron la
edes dos y empiecen a tra
ron y se dedica
✿
dependiendo de lo que había de postre. Solía traer comida desde su casa.
ugusto le había prohibido comer chocolate,
ra larga, el postre tenía sus admiradores. Debía ser bastante bueno, la es
e las manos, sólo con el ar
zones lo
estaba vacío y pudo seguir disfrutando del íntimo momento entre su postre y ella. Lamía
dor. Deseaba unos labios sobre los suyos, labios hechos de nubes en un cielo azul, tan azul como sus bragas, como los ojos del hombre que se las había devuelto. ¿Cuánto tiempo las
se detuvo. A
nvadió sus calien
o el mismo abrigo negro y largo que le había dado la noche anterior, el mismo con el qu
, sin cerebro, no pudo moverse. Apenas respiraba. Pasmada, como un conejo deslumbr
ice derecho por sobre los labios enchocolatado
vitales, el hombre ya se había ido, pero su perfume la seguía embriagan
en el baño de los topos-. Estoy peor que nunca... Creo que te
lla con el cerebro sobrecalentado, taquicardia,
mas no son síntomas de lo que tienes y ya has experimentad
a, lo admito. La segunda, estaba teniendo una fantasía. Lo deseaba, jus
n esos antipsicóti
S
. Si mañana sigues igual, te extenderé una licencia po
que me gusta cuan
nsa, A
volver a sentir esos dedos imaginarios. Qué mente poderosa que tenía,
demasiado alterada y necesitaba re
✿
o, con el pasto seco e invadido por malezas, también secas. Tal vez podría ser m
eces dejaba la ventana abierta. Cualquiera podría meter
o del hombre de los ojos azules. Había desaparecido o, más probablemente, nunca
antipsicóticos. De sólo recordarla la sangre se le calentaba. Sus pezones lo sabían y sus bragas también. Y si apenas el to
dormecían en etapas. Tres etapas. En la primera le daba mucha sed, fue a beber agua a la coci
al hombre del abrigo sentado a los pies de su cama. V
lucinación?
lo, debía ser una a
él, con su voz p
ura, pero parecía de verdad. De pronto el hombre tuvo dos cabezas, cuatro ojos seductores y dos bocas que a
odó en
zando, todavía le faltaba llegar a sus dos miembro
lame antes de
lcance, ya est
ojos entreabiertos. Luka
la cama, reparó la gotera de la cocina y cor
asatiempo era real