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¿Embrujo o Locura?

¿Embrujo o Locura?

Autor: Lucy Avi
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Capítulo 1 El retrato en el ático

Palabras:1579    |    Actualizado en: 30/10/2024

o desconsolado al recibir la llamada devastadora. Sus padres habían fallecido y nada en este mundo los trae

e los brazos de su prometida Karina. Nada alivianaba la noticia. El dolor

as eran las únicas palabras que a ella se le ocurría de

ulverizados. Incluso fue demasiado difícil para las autoridades de rescate, llegar a reconocer los cuerpos y contactar a

ta, los protocolos de luto habían terminado y ya llevaban a sus padres hacia el

l pésame y se despedían de él, dejándolo para que él terminara de asimilar aquel

r la carga del dolor?». Abel había dejado de creer en muchas cosas desde ya hacía varios años, as

por vencido. Él con toda devoción seguiría trabajando en esa agencia de bienes raíces, continuaría practicando box, el d

la casa que ellos habitaron por tantos años y que con tanto amor me heredaron

Los días transcurrían como agua en un río, pero antes debía ir a echar una revisión a cada resquicio de la

bés en ese lugar? -dijo una sonriente Karina y Abel casi

Abel divertido y ella ab

onejos o qué? -rega

e a decir cif

en la entrada de la casa. Su estructura siempre había sido muy llamativa. No cabe duda que sus padr

ó con ambas manos-, para que adorne con sus flores el frente, ¿q

asa como se te antoje -musitó Abe

de su pantalón negro y por fin abr

tivos. Definitivamente aún guarda la esencia de tus padres -dijo Karina, pero

s -respondió secamente Abel mientras veía el

blado y colocado en su lugar. A sus padres les encantaba decorar con jarrones, figuritas de porcelana

hermosa -co

ortada. Pensaba que la fase de luto había

a su prometido que se había volt

-espetó Abel tratando de

ron también y por inercia puso su

o quiero q

por favor! -regañó Abel con un tono

aron a llenar de lágrimas. Él jamás le había hablado de esa manera tan ruda en los dos añ

Abel no le daba la cara. Ella se dio la vuelta y comenzó a caminar ligero para desaparecer en los adentros de la casa quizá hacia

de toda la galaxia. En efecto, sus mejillas estaban llenas de lágrimas, estaba muy dolido por su pérdida. Se

eran las palabras de su padre. Pero intentó aplicar aque

e. Fue al cuarto de lavado y... nada. Buscó en el baño, en los cuartos de lec

da una de las habitaciones pero ella no estaba. Esto comenzaba a exasperarlo. En el camino se dio cuenta que ya no recordaba cua

la había jalado para subir; Karina por supuesto, ¿quién más? Con paso presuroso se dirigió ha

Abel sin obtener

subir las escaleras para buscar a su amada y pedirle perdón. Los zapatos de vestir casi provo

Rápido se sacudió toda la suciedad que se había impregnado con la velocidad de la

e estar allí. Algo en su corazón se oprimió y un escalofrío se hizo presente en su cu

na casa, cielo santo! Abel dio unos pasos para chequear el lugar. Este sería el primer luga

o hogar. Dio unos cuantos pasos más y de pronto sus ojos marrones se quedaron fijos en un cuadro que jamás h

ía muy bien dibujado. Los trazos eran delicados y finos; además la belleza del rostro de la mujer era excepci

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