Las cenizas de mi madre, mi furia desatada
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ándolo mi "educación" sobre cómo ser una verdadera mujer. Esta fue
su muerte. Luego, dejó que Jimena me golpeara tan brutalmente que perdí al b
la urna de mi madre frente a mí y le dio sus ce
s de mi madre fuero
mbre poderoso del que apenas sabía nada, el he
n jet privado para lleva
desechó, sino como la nueva directora general de
ítu
e vista
rmó mientras la voz de Daniel, cargada de desprecio, atr
no me lle
molestaba en suavi
lograba ahuyentar el frío que se había i
a soltó una risita, un sonido brilla
alo de Daniel en nuestro primer aniversario-, dibujaban patrones en su pe
í, ¿verdad?", r
cima del hombro desnudo de Daniel. Una sonrisa malvada jugaba en s
, de pie, obl
cida idea de "edu
r, a complacer a un hombre. Jimena, apenas
sido mi realidad. Y para colmo, en el fin de sem
y se acercó a mí contoneándo
Sofía? Te ves
or agudo, luego una sensación de ardor. Sus uñas eran largas
om
qué un billete de dos mil pesos. Mi mano te
por tu...
el dinero, entre
tiempo? Daniel me hace
an un brillo depredador. Me golpeó el brazo con má
ime
imenda. Se estaba poniendo su pijama de seda
ate b
él, frotándose la muñeca co
! Está tan ce
un brazo, besá
s que ella no entiende n
ría, desprovista de cualquier
res saben cómo apreciar lo
tes del cajón de su buró y l
Cómprate algo bo
irada triunfante antes de desaparecer en la habitación contigua. La puerta se cerró con un
u mamá hoy", dije, mi voz plana, sin emo
e una mano por su cabell
es un pozo sin fondo.
en la garganta. "Los doctores dicen que es su mejor op
e bu
si no puede salir adelante, no puede sali
ás, Jimena no pide que le pague. Está aquí porque quiere est
Valora mi compañía*. Las palabras
dije, mi voz ap
sma, Sofía. Y tal vez", se inclinó, su voz bajando a un susurro burlón, "hasta te dé una noche de bodas
e él. El dinero que le había dado a Jimena por su "tiempo" me qu
e mi madre resonó en mis oídos. La habitación del hospital era estéril, blanca, con olor a antiséptico y d
teléfono, con las lágrimas corriendo por m
gada de Jimena, seguida de la risa baja y posesiva de Daniel. Sabía que yo
sesperación en mis ojos, la forma en que mis hombros se hundían,
rró, su voz rasposa, apenas au
más tratamiento. Una sem
en mi memoria, una orden, una
rrugado que me había metido en la mano justo antes de cerrar
hermano d
ron el número. Tres timbres, lueg
las
i voz ahogada por lágrimas
Luego, un estallido de al
tú? ¡Ay, mi niña, ha pasado tanto ti
, una sola lág
.. bien
pación reemplazando la alegría bulliciosa. "Cuéntamelo todo. No, no me lo cuent
ecé, pero me
na, ella... ella siempre supo que estabas destin
rgada de una vieja
que sí,
la palabra una
rás a salvo. Y a
n eco lejano de una fami
livio me invadió. La decisión estaba to
cia atrás contra un pecho duro. Daniel. Su olor, una mezcla de loci
era, c
ntil, pero el agarre en mi cintura
ve marca roja, un chupetón, florecía justo debajo de s
", mentí, mi voz plana. "Sob
ersio
ento cálido co
as de las finanzas? Pensé que habí
, trazando la cu
mamente. Ni una lágrima, ni una súp
tándome sutilmente.
nsad
sus ojos pene
vuelto tan predecible. Tan absolutamente aburrida en la cama. Jime
bur
z solo lo
ago se c
murmuré, tratando de pasar a
echa en sus ojos, pero luego si
eres y sus
lta, dirigién
e esté aquí esperan
pesado, adolorido con un dolor que no tenía nada que ver con la menstruación, y todo que ver con el espacio hueco donde solía estar mi corazón. La noche se