El hijo que gesté en secreto
/0/21617/coverbig.jpg?v=a94a18eb02055865d2ea5dc2f6527287&imageMogr2/format/webp)
el estrés, el precio que pagué por levantar un imperio con mi
na sórdida historia sobre su aventura con una joven becaria mientras su
e empujó con tanta fuerza que caí. La caída provocó un aborto espontáneo, acabando
a pierna destrozada. En el hospital, suplicó mi perdón y
una niña
a misma persona que de
rió. Decidí que no solo lo dejaría. Destruiría
ítu
Freder
la ausencia de Bruno. Mi estómago ardía con un fuego que no tenía nada que ver con la cirugía que acababa de soportar. Mi celular
spacio donde la gente desnudaba su alma bajo el manto del anonimato. Normalmente, me ofrecía un extraño consuelo, u
tiva de un hombre. Empezaba con una mentira, una excusa barata que había inventado para escapar
en el estómago. La verdad, es agotador*. Las palabras fueron un puñetazo en el est
a su teléfono, especialmente cualquier mensaje de su pareja real.
beza fingido. *Solo quiere mi atención, y no puedo evitar dársela. Es
pelo, susurrándole palabras de consuelo. Su tact
o. Dijo que necesitaba terapia de compras. Mi pequeña derrochadora, siempre consigue lo que quiere*
diferente a... ella. Sabe cómo vivir, cómo disfrutar. Mi parej
cuenta bancaria. Fue entonces cuando lo vio. Un mensaje de su pareja real sobre su cirugía. Una úlcera
ni soñaría con gastar tanto. Siempre cuidando cada centavo, siempre ahorrando. D
Recordé aquel delicado collar de plata que había deseado durante años, el que había dejado pasar diciendo: "Quizá cuando la empresa alcance el siguiente objetivo"
indignación, una turba digital que destrozaba al autor anónimo. *¡Qué patán! ¡Deja a t
e noche. *Es una coincidencia. Solo una coincidencia. Esto le pasa a la gente todo el tiempo*. Lo repe
í, con los ojos inyectados en sangre y el traje arrugado. Corrió a
ico era un infierno. La cena de trabajo se
o, la corbata aflojada, pero algo más llamó mi atención. Un aroma tenue y dulce, que no era el mío, ni su colon
da romántica? Un nudo frío se apret
cajita de terciop
o lo vi y pensé en ti. P
El que yo había deseado durante años, por el que me había s
l nombre era un ex
Solo quiero que seas feliz. -Extendió la mano para tocar mi mejilla, con el ceño fr
ción anónima destellaron en mi mente. *¿Ahora le compra regalos? Esa siempre e
voz apenas un susurro
como una pesada cadena alrededor de mi cuell