El hijo que gesté en secreto
Freder
favoritos, un libro nuevo de un género que había mencionado, una caja de chocolates artesanales. También cocinaba, preparando
diéramos permitirnos un bistec de verdad. Él siempre me había cocinado entonces también, sus manos torpes creando milagros con ingredientes escasos. Esas comidas sencillas estaban
a en mi corazón. Cada vez que Bruno me miraba, me tocaba o incluso solo pronunciaba mi nombre, todo lo que podía ver era a ella.
l mío en nuestra cama. Pero interpreté mi papel, la esposa obediente, la pa
ntó una copa de
nuestro futuro. Y gracia
contra la suya. El vino sabía a ceniza.
evitarlo. Las náuseas eran abrumadoras. Me aparté de la mesa, tropeza
Estuvo allí en un instante, sujetánd
asa? ¿Es tu es
estómago todavía está sensible después de la cirugía. -Sabía que era una mentira. Esta enfermedad
frotando suavem
s esos años, matándote a trabajar por nosotros... -Su voz est
Me enterré en hojas de cálculo, llamadas a clientes, cualquier cosa p
a al estacionamiento, un elegante sedán negro familiar llamó mi atención. El coche de Bruno. *¿Qué ha
discordante de color contra el concreto monótono. Se lanzó a los brazos de Bruno, sus piernas envolvien
ó, su voz aguda e infantil-
erca, sus oj
e besó la frente, luego los labios, un beso largo y
eatral de su cabello-. Ahora solo dices que me amas un
us ojos llenos
e solo tengo ojos para ti. Er
No significaban nada. Eran palabras baratas, desechables. Mi corazón, que pensé que ya se había hecho añicos, encontró nu
a su amiga, una mujer de mi edad-. Tan j
nrisa, mi ro
orprendentemente firme-.
e encogió
su empresa. La trata como
pies. Bruno no volvió a casa esa noche. Llamé, pero
d. De Kandy Romero. Su foto de perfil era una selfie
atisfacción*. Ig
andy. *Está en la regadera, nen
carme. Escribí una respuesta, luego la borré. *No
a de pantalla. *Realmente no quieres ver esto, ¿
ado, mucho más profundo que cualquiera que hubiera