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La muerte fingida, la libertad hallada

Capítulo 2 

Palabras:1193    |    Actualizado en: Hoy, a las 11:31

mi pecho. Me senté frente a Javier, mi asesor legal, en su oficina estéril de paredes de cristal. Me miró con preocupación, sus

to? Esto es... extremo. Fingir tu muerte, desapa

, mi mirada i

oso le quite mi hijo para que lo críe su amante? ¿De que me

se una mano por

nfidelidad, su engaño. Tienes motivos para el divorcio, un

sa amarga escapa

nales, luchando contra un hombre con recursos ilimitados, mientras él mancha mi nombre e intenta demostrar que soy

mis preocupaciones. Se había asegurado de que yo no tuviera ninguna vent

lo como un recipiente. Hará cualquier cosa para conseguir lo que quiere -mi voz era tranquila,

sesperación allí, la resolución inquebrantable. Conocía a

ón, te ayudaré. Pero será difícil. No tendrás historial, ni p

buscar. No por su hijo. Así que, tengo que asegurarme de que no

tidad, una casa segura, fondos, una red. No será fácil, especi

ije-. Solo d

jeres a escapar de situaciones peligrosas. Se llamaban "La Red Clandestina", una red de abogados, ex agentes e individuos compasi

a el cuerpo, un profundo cansancio instalándose en mis huesos. La costumbre, esa cruel amante, guio mis manos a la cocina. Empecé a preparar el platillo favorit

e detuve. Mis manos se congelaron sobre los platos. Él no venía a casa conmigo. No venía a casa con

ficientes. La comida se quedó en la estufa, calentándose y recalentándose, tal como lo había hecho innum

mío, se aferraba a su ropa. No se molestó en quitarse el anillo de bodas. Eso había dejado de hac

lista -dije,

asó de largo la cocina, dirigié

gritó por enc

mor, estaba intacta. Caminé hacia la puerta del estudio, m

as un susurro-. Los papele

s ojos entr

s esto ya? No

oz ganando fuerza-. Me quieres fuera del cuadro. Bie

ro se e

Mi imagen pública, la estabilidad para Innovaciones Torres.

¿Crees que simplemente te lo entregaré a ti y a tu

mi vida una vez. Te di mi apellido, un e

timo resquicio de mi compostura ro

, sus ojos despro

z bajando a un gruñido bajo y peligroso-. No me pre

través de los dientes apretados-. Firmaré lo que se

sonido despectivo y

dejaré irte con mi legado? Este niño es mío, Elena. Y

te llevarse a mi bebé. La idea de Ana Sofía, con su frágil inocencia y venen

-susurré, las pala

con suf

ro, ni poder. Eres ingenua si c

n tocar, la ilusión destrozada de nuestra vida, y al hombre que había amado a un fantasma má

nte por él. Ahora, actuaría. Desap

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