La muerte fingida, la libertad hallada
rimido. Mis manos temblaban mientras lo abría. Contenía registros de chat, meticulosamente compilados, entre Hernán y Ana Sof
o. Los médicos dicen que no puede tener un be
Elena está haciendo su parte. Es f
urren ideas? ¿Y si n
derechos. No es nada sin mí. Y una ve
n. Lo habían planeado. Desde el principio. Toda mi relación con Hernán fue un enga
r, el pavor enroscándose en mi estómago. La voz de Herná
mplido su propósito. Una vez que llegue el bebé, obtendré la custodia total. No tiene recursos, ni influencia. Un trágico accidente, qu
dente. Se me heló la sangre, el miedo y una nueva ola de náuseas me abrumaron. No
se quedó en blanco, luego un torrente de imágenes pasó ante mis ojos: la sonrisa encantadora d
n lágrimas de rabia pura y sin adulterar. Fui una tonta. Una tonta ingenua y confiada. No solo me
uedó nada más que bilis amarga y una desesperación cruda y ardiente. Mi c
n un hombre que me veía como un obstáculo a elimina
el número de Hernán. Mi rabia había dado paso a
lla
bre, su voz tensa con u
ahora? ¿Finalmente e
palabra perfectamente e
a este niñ
nto de
o que sí. Es
chilla-. No como tu heredero. No como el premi
que puedes detenerme? ¡Eres de mi
ga escapando de mis labios-. Eras dueño de una
ió, su voz cargada de confusió
oz peligrosamente suave-. Querías un trágico accidente.
, saqué mi tarjeta SIM, la partí por
a "La Red C
otro lado, mi voz desprovista de e
, una red de mujeres compasivas y una escena cuidadosamente orquestada. Me moví como un fant
llonario tecnológico Hernán Torres, entre los fallecidos". Incluso encontraron un "anillo hecho a la medida" en las cenizas, una réplica que había mandado a
bierto con capas de anonimato, mi cabello teñido de un negro intenso, unas
dad que una vez había sido mi prisión, puse mi mano
is mejillas-. Salimos de ahí. Te prometo, Apolo, que tendrás una vida llena de amor
nuevo nombre, una nueva vida. Y supe, con una certeza que se as