Esperanza
uno. Criog
unas líneas de diminutas luminarias intermitentes que indican con claridad el camino que debo tomar. Lo tomo. Me intriga saber cómo será e
r, la luz se apaga frente a una puerta blanca impoluta que se abre perezosamente al detect
l que el resto de las salas, tiene un acabado claro y liso, aunque la iluminación da la sensación de ser más tenue y fría. La sala en su conjunto pareceríaento más especial y único en mi vida que mientras aparto l
s vaivenes del viscoso gel. Su rostro sacado de algún maravilloso sueño es el puro reflejo de la calma y la delicadeza. Un rostro que sin ni siquiera pensarlo ha quedado tallado a cincel en alguna de las olvidadas parcelas de mi cerebro. Presiento que a partir de
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una obsesión. Siento que se está escribiendo en el destino mi propio cuento de hadas. Una historia mágica en el que la bella durmiente sueña con que llegue algún día el
clásico: y vivieron felices y com