Un Ángel en alquiler
so que más le deparaba en su destino, porque con
a lo triste- exclamó Kristal, deslizándole un vaso de vidrio hacia las m
tó el pecho, pero su angustia seguía ahí,
sos joven, tenes el mundo por d
de aliento que le estaba dando eran vacías y parecían sacadas de una
or whisky que tengas ¿
n trago del desconocido que a decir verdad estaba muy guapo. Pero Celeste no est
mucho interés y sin levantar sus ojo
hol, puede ser un jugo de fruta o agua,
zo que finalmente levantara la vista, no e
ue envidiarle. De cabellos castaños chocolates que terminan en ondas, de piel color miel y ojos marrones q
á bien- dijo para su am
tiempo récord, sin querer perderse nada de
a que la inquietó, pero aún así no dijo nada, acostumbrada a l
a llamarte señorita jugo de
cho le había sacado
cen án
trás de su espalda- El mío es Cesar Cáceres- exclamó con una sonrisa delgada d
ha perdido- dijo co
arle sus ojos rojizos- ¿Y qué tal un priva
de decirle ¡Si, si quiero bailarle en un privado, no sabe cuánto nec
, pensando que podría ser
la "Mi demonio favorito" como había agendado a Thomas de Anc
oy para mí, necesito hab
re alg
nuevo a la realidad- Eh... no, na
servada para mí esta noche?-
vio el rostro frustrado de su amiga. No la culpaba, últimamente ha tomado muy malas decisiones. ¿Pero qué podía hacer? Era Thomas, y a
rfeccion su ira- ¿El próximo sábado entonces? Te pagaré
ndora" Pensó con duda
que el hombre tomara su mano y la be
óximo sábado ent
o recibió el mensaje de que su á
preguntó Bruno, asomándose p
a- murmuró to
ngel?- preguntó le
i sí?- lo
más a su jefe.- Ya te dije Thomas, noriendo que me haga a un lado?- gruñó apretando
ión.-¿Gustarme? Querido pensé que era obvio que t
ustas de mí?
y jefecito, no te creas el centro del mundo. -Su sonrisa se bo
mbién sufría como él, pero no podía, miró la hora en el reloj de pared y supo que no
nzó a decir co
amas, entonces no la dejes ir
jamás se había animado a luchar por su amor, el miedo de destru
estuvo a punto de decirle a Bruno qu
aba seguro de sus sentimientos. Con un le
la observaba desde una de las mesas, la estaba incomodando y por otro porque no que
ngún lado. No solo no quería verlo por su incómoda confesión, aun no estaba lista para darle una respuesta, sino
nía para decir. Su interior gritaba agónicamente que Thomas
trando a una de las habitaciones vacías y le envió por mensaje de t
con nerviosismo sus piernas desnudas, como si estuviera en la sala de espera
rimera vez que estás sola c
se levantó de un salto, encontrándose con aq
a voz recta, ocultando
para comenzar con su baile, esta vez lo haría mejor que nunca, neces
más, pero la rubia disimuló muy bien su temblor y se preparó para empezar su danza de
os zafiros hacia la mano,
bia dicho su jefe una y otra
qué estaba ha
con la voz áspe
udo decir ante
nvitarte
o ¿Y e
y comer ¿No crees?- dijo con un tono más dulce, aunqu
icada mano sobre la grande y fornida de su cliente que l
r la sonrisa resplandeciente de ojos chinos de T
sus ojos fueron buscar a Celeste entre las demás chi
con una extraña sen
abes dónde