La venganza de un científico: Nueva vida
Elara
ortadas de repente. El dolor, una agonía cegadora y omnipotente, me
la os
rescentes de una habitación de hospital zumbaban sob
ró apresuradamente. -Doctora Valdé
ca, en carne viva. Un dolor sordo irradiab
dés. Perdió el conocimiento en la gala. La hemos estado monitoreando de
do, frío y agudo, atrav
da se suavizó. -Doctora Valdés, esta
preté los ojos, una ola de náuseas me invad
, su voz suave-. Hicimos todo lo que pudim
pontáneo. El hijo que ni siquiera sabía que tenía se había ido. El mundo se
era me miró con preocupación-. ¿Quiere
l hombre que me empujó, que desestimó mi dolor como teatro, que me
diendo la cabeza viole
stá bien. Solo intente descansar. Ha pa
repasaba los últimos días, fragmentos de nuestra vi
ado a la grandeza. Yo era solo una estudiante de ciencias con ojos br
siempre te protegeré". Me había susurrado esas palabras el día de nue
ispas. Él había entrado corriendo, sacándome de las llamas él mismo, un héroe
silenciosamente mis deudas, asegurado mi futuro, todo sin que yo lo supiera hasta mucho de
el gran salón. "Prometo amarte, cuidarte, cons
rtido? Mi corazón, ya destrozado, se astilló aún más. El hombre que amaba,
olorosos recuerdos. La puerta se
fecto estaba desordenado, su traje arrugado. Ca
raña mezcla de preocupación y algo más que n
s ojos ardiendo. ¿Cóm
-. La Doctora Valdés acaba de sufrir una pérdida muy traumática. Un aborto espo
a mí, un destello de algo parecido a la culpa en sus ojos.
stro se endureció al instante. -Maldita sea -murmuró-. B
-grité, una súplica cruda y desesperada saliendo de mi ga
ciente. -Elara, te lo dije, deja el drama. Brend
go, s
ientras yo yacía aquí, sangra
elizó. El mundo
iluminada. Mi cabeza palpitaba. El dolor en mi abdomen era ahor
a mi cama. Juntó las manos, su expresión grave. -
atió con fue
ausa, su mirada encontrándose con la mía-. Tiene hematomas internos significativos. Especialme
jándome. El empujón. No fue solo una discusión.
a doctora, su voz clínica, objetiva-. Uno fuerte. Suficiente para d
e tambaleó. ¿Brenda hab
o he visto suficiente. Necesitas cuidarte. Y necesitas considerar s
mi conmoción. Me había manipulado. Me había hecho gaslighting. M
r. Esto ya no era solo tristeza. Era furia. Era un
su temblor. -Doctora -dije-, necesito hacer
ría. No lo d
La mirada de la doctora era de complicidad. -Cuídate, Elara
do mis signos vitales, apareció un Damián diferente. Estaba impecablemente vestido, un ramo
tanto, tanto. Debería haber estado aquí. Realmente lamen
mirada inquebrant
que metí la pata. Pero Brenda... estaba e
iópata manipuladora, Damián! Y tú eres su protector. ¡La
pensando con claridad. Toda esta situación, con el premio, tu
stro bebé! ¡Porque me empujaste! ¡Porque te importó más su ataque de pánico fabricad
ste al bebé porque estás estresada, no por nada que yo haya hecho. ¡No te atrevas a culparme por esto! -Su voz estaba lle
elo. Estaba más allá de la re
poderó de mí. No valía mis lágrimas. No valía mi ira. Simplemente... se ha
ma en que solía mirarme, como si yo tuviera las estrellas en mis ojos. La forma en que
sonó en mi mente, crudo e innegable.
. Tenía que ter
ila, firme. -Damián -di
te construida resquebrajándose. -Elara
mirada de frente-. No es
ano buscando la mía. Retrocedí como si me hubi
o enojado. -¿Qué es esto, E
sé mis contactos. Sabía a quién llamar. Kenan Osorio. Un hombre que siempre
su número, un suave go