icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

La venganza de un científico: Nueva vida

Capítulo 7 

Palabras:1236    |    Actualizado en: Hoy, a las 15:17

Elara

cerrados en su abrazo, se sobresaltaron. La cabeza de Damián se l

ugada en la tierra fría y dura, un charc

mezcla de conmoción e incredulidad. Corrió hacia

era una agonía. Mi cuerpo estaba roto, destrozado. Intenté hablar, pero so

yaciendo allí, rota, pero mi mirada estaba lle

uerte, más cerca. Luces rojas y azules parpadearon a través de los

struo -grazné, cada palabra un fragmento de vidrio en mi garganta-. Tú hiciste esto. Tú..

uridad me rec

al, sino una familiar. Mi propia habitación. La que compartía con Damián. Las ventanas estaban se

Pero esta vez, sus ojos no estaban enrojecidos por un fa

plana-. Realmente intentaste arruinarme, ¿verdad? ¿Des

pesar del dolor punzante en todo mi

Dije que estabas angustiada, alucinando después del aborto espontáneo. -Se inclinó hacia adelante, sus ojos entrece

olían estar las emociones. El Damián que conocía se había ido de verdad. Solo qued

je, mi voz tranquila, firme-. Tú ere

¡Retiraste a todo mi equipo de investigación de la 'Cumbre de Innovadores'! ¡Brenda tuvo que act

e se negaron a participar en tu farsa. Vieron a Brenda por lo que era:

¡Eres una mujer vengativa y manipuladora, Elara! Y estoy harto de eso. -Se levantó, cerniéndose sobre mí-. Necesitas reflex

Me estás... me estás

para pensar. Para recuperarte. Para que entres en razón. -Recogió mi teléfono de la mesita de

ta y caminó ha

o, todavía débil y dolorido por la caída, se negó a cooperar. Mis

n un golpe sordo, el sonido de una llave girando en

o no hubo respuesta. Solo el escalofriant

el exterior de mi ventana, bloqueando la l

los míos, me traía comida tres veces al día. Nunca hablaba, solo colocaba la bandeja en u

y manipuladora. La risa profunda y resonante de Dami

iación, todo se desvaneció, reemplazado por una resolución fría y silenciosa. Ya no lo a

mi bandeja de desayuno, me moví. Rápida como un r

te de la sala de estar. Me acerqué sigilos

en el sofá, su cabeza apoyada en su hombro. Él le ac

o, rápidamente enmascarado por una inocencia fingida. -¡Oh! ¡Doctora Valdés! ¡Está fuera! ¡

No hizo ningún movimiento para levantarse, n

tí nada más que asco. Me di la vuelta

. Corrió hacia mí, su mano extendiéndose, tratando de agarrar

su contacto. -No lo hagas -dije,

vor, Elara! ¡Podemos arreglar esto! ¡Da

primida, toda la humillación, toda la traic

LA

cabeza de Brenda se echó hacia atrás, una ma

LA

ó, retrocediendo, sus ojos abiertos de

es. No más mentiras. Esto es real. -Señalé con un dedo tembloroso-. Y esto es solo el principio. T

Obtenga su bonus en la App

Abrir