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Los hermanos Plantagenet

Chapter 9 UNA SORPRESA

Word Count: 1723    |    Released on: 06/12/2017

levanta sobre Sowttwark? ?Han enloquecido los ingleses,

o personaje que al principiar nuestro relato vimos apoyado en un mástil so

sde entonces, y al fin la galera l

isote de mallas. Lord Surrey era un joven de semblante franco, estatura mediana aunque membruda, tez atezada y mirada atrevida. Junto á él había otro personaje, pálido, austero, de faz or

vaban sobrevestas de ante,

rey, hemos llegado, y haríamos bien en ponernos los arneses. Paréceme

había hecho aquella prudente observación. Después se armaron prontamente, y cuando estuvieron c

ferre á la orilla, que se eche un puent

pués los cuatro jinetes llegaron junto al rastrillo de

almenas, fué contestado por la

aterra

rechinando el rastrillo sobre el foso. Un capitán seguido de

sois? le

con una antorc

de su caballo á los archeros, se levantó la visera y dejó

cio delante de nosotros, a?adió aqu

s, precedidos del capitán, pasaron el

y el alboroto de Tames-St

itán? ?qué hacen los archeros que n

mos orde

l canciller y e

nsp

pitá

irar,

do de la Torre, adonde habían llegado, sobre Tames-Square; muy serio, milores, y con especialid

la Torre. De en medio de este tumulto sa

Juan, abajo

oz que dominó las demás como el tr

e salve, como esa es la voz de mi valiente Espada-larga. Capitán, volved á vuest

eros, y bien pronto rompieron á cuchilladas por medio de la turba, entrando en Tames-Square; por la parte opuest

el rey

eguían al hombre atlético, que hería á diestro y siniestr

es; la del de la hacha de armas era dorada, y en torno de su yelmo se veía una corona

nés y pendón real? gritó un jayán fornid

y dejó ver á la luz de los hachones

cayó de

itó arrojando su gorro al aire: ?Viva el rey

orazón-de-León no volvería de noche y tan de

de las armas doradas; yo ense?aré á e

itud, que se había agrupado en torno de los cuatro

ellado, el caballo de Ricardo Corazón-de-León (que él era e

un millar de voc

o armado en un imperioso ademán de silencio; la multitud calló c

ndres? gritó Corazón-de-León en una voz que se dejó oir de

pan! gritó el

los tr

beza de

a; algunas voces

el re

León perdió

ndose toda oidos. ?Silencio y plaza al rey! Que el pueblo elija una diputación, y que esta diputación

a comitiva real llegó al rastrillo de la fortaleza; en aquel punto Espada-larga plantó su caballo junt

la Torre se levantó dando paso al rey, á E

ntaban asombrados sus armas al ver á Corazón-de-León. Las cóncavas bóvedas de la Torre gemían al eco

yado en su hacha de armas. Rodeábanle en lugar preferente Ricardo Espada-larga, Surrey, Esex

una mirada severa el concurso; ?quié

ó temblando un anci

más severo; ?porqué habéis permitido que esa tu

a órdene

r un tumulto que rompe los límites de la ley y ater

más trémulo Apsley; debí haber dicho que tení

testó el rey levantándos

egente del reino por vos

se viva el rey Juan? Apsley, entrega la custodia de la Torre á Esex: Ese

s sordos sucedie

entro de la sala blandi

que se oponga

razón-de-León sólo vió rostros adictos. A

é introducid á la diputación del puebl

x s

y con

do y valiente vasallo; el rey os hace par d

a y besó la mano á Corazón-d

dón real, que llevaréis junto á él en la corte y el campo. Alzad. Y vos, milord, a?adió dirigiéndose

en la puerta de la sala, seguid

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