La esposa que intentó borrar
de A
a frío, por dentro y por fuera. Empezó a llover, un golpeteo constante contra el cristal, reflejando el dolor sordo en mi cabeza. Cada gota se
ciones, el lugar que una vez fue nuestro santuario ahora se sentía como una jaula dorada. El trauma emocional y físico de la noche finalmente me alcanz
te dejaré, Adelia», susurró, sosteniendo mi mano con fuerza. «Construiremos nuestra propia familia. Un hogar donde siempre estarás a salvo». Sus palabras, una vez un consuelo, ahora se sentían como veneno.
rdía, pero los recuerdos de su promesa, yuxtapuestos con la brutal realidad, eran mucho
podría ser? Me arrastré hasta la puerta, mis piernas temblaban. A través de la mirilla, la vi. Beryl. V
rtamento, una mirada de satisfacción de propietaria en su rostro. «Hola, cariño», dijo, su voz goteando falsa dulzura
te a la sala de estar. Sacó su teléfono, tocando la pantalla. «Ah
nto de máxima humillación. Pub
vió el estómago. La vergüenza de la galería regres
elo, querida. 'Realidad Postparto' es tendencia. Y tú, Ade
manos temblaban, mi visión se nublaba. «Él... ¿él
a ensanchándose. Volvió a desplazarse por su t
pensé que eran solo para Damián. Las que pensé que estaban a salvo con él. Se me cortó la respiración
nzándome sobre el te
ono al suelo. En ese preciso momento, la puerta principal se abrió de golpe. Damián estaba a
teñida de ternura. Luego se volvió hacia mí, sus o
¿Y qué hay de lo que tú has hecho? ¡E
n se endureció. «Es arte, Adelia. Gran arte. No lo entenderías. Y Bery
la palabra como veneno. «¿Le diste mis fotos privadas
en blanco. «Todo es parte del performance. Un p
. La bofetada resonó en el silencioso departamento. Su cabeza s
ientes y furiosas. «¡Eres un monstruo, Damián Wyatt! ¡Un monstruo de
ríos. Mortalmente fríos. Me agarró del brazo, sus dedos clavándose en mi carne. «
pudiera recuperarme, me agarró del brazo de nuevo, arrastrándome hacia un pequeño y oscuro clóset en el pasillo. M
abes que no puedo... no puedo respirar ahí
o de respeto, Adelia. Esto te enseñará a controlar tus arrebatos 'co
ico se apoderó de mí. Mi corazón martilleaba contra mis costillas, un pájaro atrapado desesperado por escapar.
oscuridad presionaba, un peso físico. Mi miedo infantil, largamente dormido, rugió a la vida. Tenía diez años de nuevo, atrapada, sola. Damiá
mano, calmando mis miedos infantiles. «Siempre estaré aquí, Adelia. Nunca
ia se desvaneciera, una ola de
n estaba junto a mi cama, su rostro pálido. Pero sus ojos no estaban en mí. Es
eryl?», pregunt
un poco alterada, cariño. Su hi
z. «Adelia, realmente necesitas controlarte. ¿Ataca
seca. «Ella exhibió mis fotos desnu
do irracional. Y las fo
or este cruel extraño. Una profunda calma se apoderó de mí. Mi amor por él, una v
arto' de Beryl ha sido un éxito masivo. La galería va a extender la exhibición. Y mira esto»
la cabeza, negándome a reconocerlo, negándome
mírame!»
asperado. «Bien. Sé terca. Pero no creas que esto cam
enciosamente caminos por mis sienes. Est
caron el frío suelo del hospital. Necesitaba ir a un lugar donde me sintiera segura
. Recordaba correr por estos pasillos, encontrando consuelo en los amables brazos de la Di
Su sonrisa vaciló. Luego, su mirada bajó a mi estómago, y luego de vuelta a mi rostro. Sus ojos se end
, supliqué, mi voz quebrándose. «No
stán por todo internet. Te has traído vergüenza a ti misma, y vergüenza a esta institución. Nuestros donantes est
yo n
omo tú contaminando a los niños aquí. Eres una desgr
o se había ido. Y todo fue por su culpa. El hombre que me prometió una familia me había despojado de