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Tristán o el pesimismo

Chapter 8 UN BUEN DíA QUE CONCLUYE MAL

Word Count: 3556    |    Released on: 06/12/2017

mente en la puerta de su despacho. Conocía perf

clamó-. ?Adel

como hombre de negocios que era, y apoyándose en su bastón iba hasta su despacho y allí trabajaba hasta las nueve, hora en que venía a desay

tado de su marido. Avanzó lentamente llevando extendidas las m

mo hombre de vida metódica y escrupulosamente regularizada aú

tes, iremos a misa antes... y

oncluir de exten

o se co

dirá; es que dices tú-r

ndo que te vengas conmig

lo trabajaba firme. Además de la administración de Reynoso y Escudero tenía alguna otra y se ocupaba en negocios como agente privado. Menos a la Bolsa, a todas partes se hacía acompa?ar por su esposa que estaba ya enterada de bonos, pagarés, cheques, talones y resguardos como un consumado zurupeto. Visita le ayudaba a subir y bajar las

iglesia le dijo

dejarte guiar por una ciega. Ha

l trayecto Cirilo no dejó de preg

lo s

Visita dijo triunfalmente ?a la

n lentamente por un montecillo cubierto de pinos hasta colocarse en un alto y deleitoso paraje tapizado de césped desde donde se divisa el único paisaje digno que tiene la capital de Espa?a. A la izquierda el río oculto en

murmurando ??Qué hermoso! ?Qué hermoso!? A su lado Visita también parecía aspirar su belleza grave y solemn

la criada con nosotros, traíamos el almuerzo y pasábamos aquí todo el día. Puedo decirte cómo es el paisaje lo mismo que si lo estuviera viendo... ?Es decir, lo estoy viendo, lo estoy viendo de veras! Mira aquí debajo la Pu

de la vida, le removía las entra?as como si quisieran arrancárselas. No pudo contestar;

to y acaso en mi imaginación las finja ahora más hermosas aún de lo que son. Además, Dios me permite estar al lado de ellas, sentir su aliento embal

detrás de la cintura y la

s. Yo soy la ciega más dichosa que existe a la hora presente en Madrid, y tú el coji

a su lado. Ella sacó de su ridíc

ta novela porque es de tu autor favorito y quiero que el día de hoy te diviertas much

menudo Visita le interrumpía para hacer comentarios, unas veces deplorando la maldad de algún personaje o alegrándose de que la heroína fuese tan simpática, otras veces vaticinando alguno de los sucesos o peripecias de que la narración les iba a dar cuenta. Reían a carcajadas en alguna página y a la siguiente sin saber cómo se enternecían y hacían pucheritos,

ahí?-pregun

mujer-res

e anda recogi

dio los buenos días. Visita inmediatamente trabó conversación con ella y se enteró de su tarea. Los guardas le dejaban cortar cardi

otro trein

ntimos!-excl

fin podemos comer pan en casa... Pero la se?orita... (dijo

sgracia de estar ciega-res

bo la mujer profirió c

é comer... ?Pero no lo tengo! Mi marido es cochero, pero está enfermo de reumatismo sin poderse apenas mover y le han despedido de la casa... Ahora que está un poco mejor, no encuentra trabajo... Sin la caridad de los vecinos, que son casi tan pobres como nosotros, ya h

feliz mujer!-exclamó

oneda del bolsill

o?-le preguntó s

pes

le

duro y s

le has

du

ijos. Dios nos ha protegido hast

tas. La mujer, sorprendida y roja de emoción y de alegría, no encontrab

ue! ?Bendita sea la hora en que su madre la

mi marido-dijo Visita-. Tenemos amigos que están en mejor

seguía la voz de la pobre

a por su casa...! ?Que Dios la proteja, se?orita, que Dios

Visita mientras dos lágrimas

morzar al cochero. Pasaron después, y en un comedorcito agradable con vistas al río hicieron los honores al almuerzo, cuyos platos habían de antemano elegido. El paseo, el aire puro les

parte!-exclamó al cabo la ciega l

e?-preguntó

mejor en Madrid; al ci

de primavera allí se celebraba y ya de noche se restituyeron a su casa, no sin ha

eclinado cómodamente en una butaca y saboreando una taza de café al par que ch

mujercita?-le respondía Visita, que también tom

gusto aunque viviese en una zah

s cabellos. Hubo una larga pausa en que am

tiernamente-. Pues pienso que si yo no fuese ciega no te querría tanto como te quiero... y m

nándose otra vez para besarla-. Pero da

n de nosotros a Clara y Tristán... Ya ves, vienen a vivir a cuatro pasos de aquí, en la calle del Arenal. Todas las noches al teatro es monótono y ademá

istán. Este apareció detrás de ella. La faz de Cirilo y la de Visita se iluminaron con una sonris

as no

bién se apagó: su fino oído de ciega había

superficiales, Tristán abordó con premura, pero en tono afe

por desgracia: alguna vez hay que tocar también en lo molesto y en lo ridículo, y a mí me llega el turno a la hora presente. Desearía obtener de su amabilidad me dijese si en el tiempo que llevamos de relación amistosa he incurrido en su d

ron mudos, estupefactos an

las palabras-, si en el curso que hasta ahora ha seguido nue

o sabe usted que nunca nos ha dado motivos para otra cosa que para estimarle en

icio alguno de un modo indirecto,

nte ninguno

qué conspiran ustedes cont

ra usted...? ?Ha

a y trabajan cautelosamente a fin d

tá usted

ella otro de más relieve. Comprendo igualmente que mi persona les inspire una secreta antipatía... que les hastíe, que les cargue. Eso pasa no pocas veces con aquellas personas que las circunstancias nos imponen la obligación de tratar... Lo que no puedo comp

, sí veo que está usted irritado y que juzga que nosotros le hemos hecho algún agravio en lo que se refiere a su próximo matrimonio, pero por más que discurro no sé dónde está ese a

, aunque en sí mismas tengan mucha importancia, para mí la tienen secundaria. Puedo casarme o permanecer soltero y vivir bien o mal y ser feliz o desgraciado sin que en ninguna de estas cosas influya de un modo decisivo la alegrí

paciencia e incorporándose en la butaca-. Considere usted que con esas retice

sarcásticamente-. Hasta ahora nada le he dicho ofensivo... No ha sido más que la queja de quien

o crispada sobre la mesa para levantarse-. Considero a usted un hombre de honor y sé que se

n pie también vivamente

a dar rienda suelta a rencores injustificados y

asionar a usted da?o alguno y que sólo un chisme de algún

todo se descubre. Para quien no procede con lealtad el mundo es transparente. A hacérselo ver es a lo único a que he venido a aquí, o lo que es igual a decirles a ustedes que ya no me enga?an y que desprecio como

na silla se lo encasquetó violentamente

ciar una palabra en esta breve escena, se dej

ía tan feliz com

no por la frente y r

ía puede llamarse feliz hasta

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