La Herencia de Alba
pte
oner mi aspecto. Al cabo de un rato, la doncella de mi madre me avisó de que el coche aguardaba para trasladarme. El verano se presentaba muy interesante.
Un mirador redondo! -ex
rente, porque nunca me había preo
Me la
N
ficar mi negativa. No me llevaba bien con Ruth, me recordaba mucho a mi madre: interesada, vanidosa, inmoral; por el contrario, Leo, su hermano, era un
ena, cara afilada y mentón prominente-. Si deja de llover, vo
que me encanta, aunqu
tarás a punto. ¿A qué hora rese
incera. Lo cierto es que nos co
de las once -puntu
No me gustó el tonillo que
ora, si no te importa, me gustarí
cella. ¡Ah! Que tú prefie
a y me dispuse a explorar mi nueva residencia. Las paredes de color vainilla, terminaban en el techo, bordeado de un zócalo de escayola con motivos geométricos en blanco. La cama era amplia y cómoda, con varios cuadrantes para salvar el cabecero de caoba y sábanas de hilo primorosamente bordadas. El mirador redondo contaba con un banco corrido, perfecto para leer o concluir las acuarelas, con visillos
ad más. Continué con la inspección y me dediqué a llenar el armario, a juego con el cabecero y la cómoda, solo el escritorio era diferente, de palo santo con incrustaciones de carey. Eran bellos e invitaban a tocarlos. No había nada innecesario, como figuritas o cuadros, que llenaban y empequeñecían las estancias. El escritorio, por sí solo, constituía un adorno. Cuando terminé, ya era la hora de comer y decidí bajar al
planes para la tarde.
nformó Leo muy ufano-. Costó, pero
rtimos gastos, c
a pista? -se in
o somos pareja en los partid
En Estados Unidos las muchachas son mucho más avanzadas: participan en los deportes, nadan, conducen esos c
guesía. Prefiero la equitación. Es
en concursos
balgar cuando estamo
prefieres pasar el tiempo con t
A los hombres os gusta el deporte,
ganado al
n inicial para que no estallara
tre los primeros clasificados
lo pasamos? -a
deportistas que es más interesante cuando desarrollas la suficiente destreza para
nos y nos divertim
ra anunciar la comida y traslad
sta t
de Córdoba, Elisa Ladrón de Guevara y Rosa D
Bellavista con Ricardo y Luis -e
cubrir los cambios que se han producido durante el
Casino. ¿Acompañaríais a una anciana? -preguntó
a -se ofr
de considerar muy glamuroso presentarse ante sus elitistas
te co
a más práctico que oponerme abiertamente. La comida transcurrió apaciblemente y, una vez más, mi abuela no reveló nada sobre su pasado o la vida en Cuba. Ni siquiera mencionó al abuelo, como hacían las venerables señoras a su edad, que se perdían en sus memorias juve