Torquemada en la hoguera
rque un criado le dijo que si manchaba el piso con sus pies enlodados, le rompería el espinazo.
ruidosas y dramáticas aventuras. ?Qué hizo el muy pillo? Pues concertarse con los que iban á recoger la basura á la casa donde estaba en esclavitud su ador
e una vez se le cayó la espuerta de la mano, derramándose en la escalera. Pero de ningún modo podía saciar la ardiente sed de sus ojos, q
maldad, le dio á beber de un vino áspero y picón como demonios. El granuja sintió dulcísimo calor en todo el cuerpo, y un vapor ardiente que á la cabeza le subía. Sus piernas flaqueaban; sus brazos des
ida, Pacorrito salió de la cocina. Su cabeza seguía trastornada. él no sabía á dónde le conducían sus pasos. Cor
o que en el suelo yacía. ?Cielos!... Migajas
da la frente alabastrina, roto uno de los brazos, desgre?ado el pelo, est
olo de besos ardientes. La se?ora tenía abiertos los ojos, y miraba con melancólica dulzura á su fiel adorador. A pesar de sus horribles heridas y del lastim
tan triste estado?-exclamó
ió la ira, y Pacorrito pensó tomar v
Bajó la escalera, atravesó el patio, salió á la calle con tanta velocidad. Su carrera era como la del pájaro que, al robar s
reyéndose bastante lejos, descansó, poniendo sobre